Diario de León

Aragonès fracasa en la investidura y tiene dos meses para evitar elecciones

Junts cumple su amenaza y el líder de ERC avisa a Puigdemont que no aceptará «tutelas»

Pere Aragonès abandona ayer el Parlament. ENRIC FONTCUBERTA

Pere Aragonès abandona ayer el Parlament. ENRIC FONTCUBERTA

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La investidura de Pere Aragonès deberá esperar. Tal y como había anunciado, Junts per Catalunya se abstuvo ayer y el candidato de ERC volvió a perder la votación para ser elegido presidente de la Generalitat. Segundo intento y segundo fracaso para el dirigente republicano, que tiene casi dos meses, hasta el 26 de mayo, para tratar de desencallar la investidura y convencer a JxCat, que en estos momentos bloquea su elección y alarga la parálisis institucional. Desde el pasado mes de septiembre, Cataluña no tiene presidente de la Generalitat y existe el riesgo de ir a nuevas elecciones.

Aragonès obtuvo los mismos apoyos que en la primera votación del viernes pasado: 42 votos a favor (ERC y la CUP), 61 en contra (PSC, Comunes, Vox, PP y Ciudadanos) y 32 abstenciones (JxCat). No sumó más respaldos, pero en el debate sí que hubo más cercanía entre ERC y Junts que el viernes pasado. La presidenta de la Cámara catalana deberá, en los próximos días, iniciar una nueva ronda de contactos para proponer a un nuevo candidato a la presidencia, ya sea Pere Aragonès o Salvador Illa, que sigue sin renunciar.

Hay un precedente que debería inquietar a Aragonès. El último candidato que perdió en segunda ronda, Artur Mas en 2015, ya no tuvo una tercera oportunidad, pues cedió su puesto a Puigdemont para evitar un nuevo fracaso ante la negativa de la CUP a investirle. La situación es inédita. Cada día que pasa, el desgaste de Aragonès es mayor y su eventual gobierno nace más débil.

En su discurso ante la Cámara para pedir el apoyo de los grupos, Aragonès trató este martes de seducir a Junts, dijo que «no hay escollos insalvables» y afirmó que están «obligados» a entenderse. El dirigente republicano lanzó guiños a los postconvergentes, reconociendo el papel que el «exilio» y el Consejo para la República tienen que jugar en el movimiento secesionista. Y citó una parte del discurso que pronunció Carles Puigdemont el día que se comprometió a convocar el referéndum del 1-O. Gestos hacia el expresidente que JxCat agradeció. Pero en cambio el candidato a la presidencia de la Generalitat sí quiso dejar claro que su intención es gobernar «sin sustituciones ni tutelas». A su juicio, el secesionismo tiene que trabajar de forma conjunta y eso sólo será posible si «reconoce todos los espacios, tanto dentro de Cataluña como en el exilio», pero desde la premisa de que el «liderazgo» corresponde al Govern y a su presidente, que «tienen una responsabilidad indelegable e insustituible». Toque de atención a Carles Puigdemont, que reclama un rol central en el liderazgo del independentismo a través del Consejo para la República.

Decidir un nuevo 1-O

Puigdemont exige una especie de bicefalia, en la que Aragonès lideraría el Govern y el expresidente encabezaría el ‘procés’. El dirigente de ERC cerró este martes esa puerta, de momento, entre críticas de los grupos de la oposición, que le acusan de dejarse humillar por Waterloo. El expresidente reclama competencias para decidir la estrategia unilateral una vez fracase la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. Fuentes próximas a Aragonès apuntan que el Consejo sirve de parapeto para ocultar la lucha que hay en las negociaciones por el reparto del poder en el Govern. En este sentido, la portavoz de Junts, Gemma Geis, que se comprometió a no agotar los plazos para llegar a un acuerdo con ERC, recordó al candidato de ERC que solo tiene un diputado más que los de Puigdemont y que Junts no quiere llegar a un pacto para formar un Govern autonomista, sino que ponga la proa hacia la independencia.

Junts, según Geis, considera que los republicanos siguen sin concretar ni la estructura de gobierno ni la hoja de ruta soberanista. Geis negó que Junts quiere imponer tutelas al presidente de la Generalitat, pero sí le exigió «flexibilidad», «cesiones» y que asuma su «responsabilidad». Junts dejó en papel mojado el pacto suscrito entre ERC y la CUP.

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