Diario de León

Arrimadas y Bal, íntimos enemigos

La presidenta y el número dos de Cs pugnarán, de no mediar acuerdo, por el liderazgo de un partido en caída libre De uña y carne entre camaradas liberales a declararse la guerra

Inés Arrimadas y Edmundo Bal en el Congreso, antes de que estallara la guerra entre ellos. JAVIER LIZÓN

Inés Arrimadas y Edmundo Bal en el Congreso, antes de que estallara la guerra entre ellos. JAVIER LIZÓN

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Salvo acuerdo de última hora, Ciudadanos está condenado a una lucha fratricida de tú a tú entre la presidenta del partido y su hasta ahora número dos. Inés Arrimadas y Edmundo Bal se han declarado la guerra interna a pesar de que en el fondo coinciden en la idea, defienden ambos, de mantener con vida un proyecto liberal y profundamente antinacionalista que sirva de bisagra entre la izquierda y derecha española.

A favor de los candidatos que pugnarán por liderar Ciudadanos en el congreso de refundación del próximo enero figuran destellos como la resurrección de los liberales alemanes, desaparecidos del Bundestag en 2013 pero a día de hoy parte del Gobierno de la primera potencia europea con un vicecanciller y titular de Economía incluido —Robert Habeck— en una coalición compartida a tres bandas con socialdemócratas y ecologistas. Arrimadas y Bal pelean ahora por convertirse en una figura como Habeck, aunque cada uno de los dos rechaza de plano pacto alguno con la izquierda.

Arrimadas, nacida en Jerez del a Frontera (1981) y catalana de adopción, es la actual presidenta de un partido que heredó en situación crítica de manos de Albert Rivera, el cofundador de la formación que perdió 47 de 57 escaños en la repetición electoral de 2019. Asumió los mandos avalada por ser la primera candidata no independentista o del PSC en ganar unas elecciones autonómicas en Cataluña. Ese éxito sin precedentes y la confianza ciega de Rivera la ungieron en hereda natural.

La dirigente andaluza llegó como número dos y con el cargo de portavoz en el Congreso, donde demostró de nuevo sus profundas convicciones antisecesionistas. Sus años ejerciendo la política en Cataluña la marcaron de forma profunda, especialmente los acosos callejeros de los que fue víctima o el asalto en 2018 del Parlamento catalán del que tuvo que salir escoltada por los Mossos. Su más que demostrado sentimiento independentista no impide, no obstante, que su pareja sentimental sea un exdiputado de la antigua Convergència.

Un liderazgo sin respiro

A Arrimadas se le acumularon fugas de cargos institucionales del partido hacia el PP apenas un minuto después de que Rivera abandonase el barco. Fue una situación que el entonces número dos de los populares, Teodoro García Egea, aprovechó con descaro. Desde entonces, el goteo de bajas de dirigentes ha sido una constante. Y ahora, Bal, uno de sus últimos fieles, no sólo la abandona sino que, además trata de destronarla.

El nuevo candidato a presidir Ciudadanos había sido fichado por Rivera en 2019 por su currículum como abogado del Estado. En este papel, ejerció como parte de la acusación contra los independentistas que fueron juzgados por el ‘procés’. Bal exigió las máximas penas lo que, asegura, motivó que fuera apartado de la carrera judicial por el Gobierno de Pedro Sánchez. No obstante, el Supremo dio la razón a su sustituta al frente del proceso, cuyas peticiones de penas se ajustaron una por una a la sentencia del tribunal que presidió el juez Manuel Marchena.

El abogado del Estado, nacido en Huelva en 1967, apenas ha disfrutado las mieles del triunfo en el mundo de la política. Desde finales de 2019, Ciudadanos ha desaparecido del mapa autonómico. También con Bal como candidato, quien lideró las listas de los liberales en las elecciones regionales de 2021 en la Comunidad de Madrid. La formación naranja no obtuvo un solo escaño.

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