Diario de León

La ausencia de Ayuso en Madrid lastra la operación del PP para relanzar a Casado

El líder se queda sin la deseada foto de unidad y Almeida ejerce como ‘barón’ con Zakorzy

Casado saluda al expresidente francés Nicolás Sarkozy ayer, en la convención del PP en Madrid. JJ GUILLÉN

Casado saluda al expresidente francés Nicolás Sarkozy ayer, en la convención del PP en Madrid. JJ GUILLÉN

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La pátina de unidad con la que Pablo Casado buscaba revestir al PP en la convención nacional —que se está celebrando a lo largo de esta semana— quedó deslucida ayer con la ausencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la parada que la comitiva itinerante hizo en su feudo. Ninguno de los líderes populares presentes en el acto acertó a explicar por qué una de sus figuras emergentes se encontraba, justo ahora, de viaje en Estados Unidos. «Lo agendó hace un mes, desde aquí le mando un abrazo», reconoció con tibieza el propio Casado.

Pero entre los asistentes al Auditorio Reina Sofía de la capital corría el runrún de que faltaba una intervención telemática o, al menos, un simple saludo grabado de la presidenta. Detalles que demuestran que el «problema» por el control del PP madrileño existe y ya no lo ocultan ni los propios barones de la formación. Con ese mismo término se refirió a la cuestión el presidente de la Junta Andalucía, Juanma Moreno. «El problema se va a solucionar por los cauces del partido. No le veo más calado y trayectoria», zanjó desde Sevilla, donde hoy recalará la convención nacional del partido.

En una jornada anómala (el lunes, en Santiago de Compostela, participó Alberto Núñez Feijóo, y el martes, en Valladolid, lo hizo Alfonso Fernández Mañueco) esta vez le tocó ejercer la función de barón al alcalde de la capital y portavoz del partido, José Luis Martínez Almeida, que inauguró la jornada en un coloquio junto al expresidente de la Comisión Europea y Porgutal, José Manuel Durao Barroso. Para el regidor fue dirigida la ovación más larga y este se deshizo en elogios hacia Casado: «Presidente, gana las elecciones lo antes posible».

En primerísima fila asistía la expresidenta regional Esperanza Aguirre, ferviente partidaria de Ayuso y que llegó a a ridiculizar a la dirección nacional porque estaba «llena de niñatos y chiquilicuatres». Ayer negó cualquier guerra —«no la hay»— y se afanó en dar una imagen conciliadora a base de conversaciones amistosas con el propio Almeida y Casado delante de las cámaras y los presentes.

El invitado estrella del día estaba llamado a ser el expresidente francés Nicolás Sarkozy. Uno de los líderes europeos con los que Casado ha buscado rodearse en la convención y que hizo una defensa cerrada de la unidad de España y cargó contra los nacionalismos. «Solamente hay una España, unida, con capital en Madrid, y un rey», afirmó con un gran énfasis sobre el escenario.

Sarkozy fue condenado en marzo por corrupción y aún debe afrontar varios procesos judiciales. Desde el PP justifican su invitación alegando que se envió antes de que los jueces dictaran sentencia. Casado también consideró que esas cuentas pendientes tenían poco que ver con que acudiese a la convención del PP para hablar de su gestión y ayer pidió «tomar su buen ejemplo».

Ampliar la base de votantes Sarkozy, al igual que el martes habían hecho en Valladolid los expresidentes del Consejo Europeo y del Parlamento Europeo, Donald Tusk y Antonio Tajani, apostó por la futura llegada de Casado a la Moncloa.

«No necesitaba uno ser muy inteligente para decirlo porque basta con verle y entendemos exactamente lo que tiene en el corazón». Es más, relató que la primera vez que vio a Casado hace once años años en el palacio del Elíseo le dijo: «Algún día serás presidente del Gobierno de España».

El político francés también tenía consejos reservados para el líder de los populares. En pleno debate subyacente, aunque en ningún momento público en la convención, sobre la conveniencia de pactar o no con Vox para gobernar, Sarkozy le recomendó ampliar su base de votantes —«ganamos cuando uno se amplia. Perdemos cuando uno se estrecha», dijo— y pidió al PP «no ser timorato» sino «fuerte en vuestras convicciones».

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