Diario de León

Ayuso se niega a aislar a Vox y reta al PSOE a que le apoye en la investidura

Gobierno y PP se reprochan la utilización electoral de las amenazas de muerte a altos cargos

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Isabel Díaz Ayuso rechaza de plano el cordón sanitario contra Vox que ha propuesto el PSOE para que «la ultraderecha no entre en ningún Gobierno». La presidenta madrileña sabe que no tiene asegurada su reelección y que necesitará de la formación de Santiago Abascal para retener el poder. «Si hay partidos que no gustan a otros lo que hay que hacer es debatir e intentar que no obtengan escaños, que es como me pasa a mí con Podemos», aseveró hoy durante la presentación de su programa educativo.

A una semana de la votación, la candidata, sin embargo, no tira la toalla y confía en obtener la mayoría absoluta para gobernar en solitario. Pero, si no lo consigue —como vaticinan todos los sondeos— retó al PSOE a respaldar su investidura si no quiere que gobierne con la extrema derecha. «Si es verdad que no quieren que (Vox) esté que me apoyen a mí. Ya está. Solucionado», zanjó Ayuso.

Pero entre los planes de los socialistas no entra de ninguna manera esa pirueta para que Ayuso vuelva a gobernar. El PSOE no va a respaldar «ni a usted ni a Vox», respondió Ángel Gabilondo. El candidato socialista insistió en que «en el gobierno de Madrid no queremos ni a Vox ni las ideas de Vox que blanquea y extiende Ayuso». La única opción para alejar a la ultraderecha, afirmó, es un Ejecutivo progresista, y no dar un respaldo al PP.

A la desquiciada campaña en Madrid se ha sumado un elemento que siempre había estado a salvo de las disputas partidistas: la utilización de las amenazas contra altos cargos como argumento electoral. El Gobierno afeó el PP que trate de pasar página de unas intimidaciones que «ponen en peligro» la democracia y cometa el «desatino» de calificar de «circo» la respuesta al envío de las cartas con balas y navajas. Los populares consideran que los socialistas sobreactúan para convertir las amenazas en una herramienta electoral con la que «agitar y movilizar» a sus seguidores ante las elecciones del 4 de mayo. Para el Gobierno, es «muy grave» que se pretenda «normalizar» las amenazas de muerte a altos cargos y dirigentes políticos. Para el PP, es «indecente e impresentable» que se utilicen como resorte electoral.

Unos análisis antitéticos que evidencian el grado de crispación que ha alcanzado la recta final de una campaña electoral polarizada como pocas veces se ha visto y en la que todo vale para erosionar al adversario.

La ministra portavoz atribuyó ayer que el PP haya rebajado la importancia de las cartas intimidatorias a los ministros de Interior y de Industria, a la directora general de la Guardia Civil y al candidato de Unidas Podemos a que no quiere incomodar a Vox.

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