Diario de León

Pensiones

El Banco de España considera insuficientes los incentivos para trabajar después de los 65

-El supervisor aboga por no descartar el uso de beneficios fiscales como los planes privados de pensiones, tal y como planea Escrivá

Jubilados en la concentración del movimiento de pensionistas de Bizkaia. LUIS TEJIDO

Jubilados en la concentración del movimiento de pensionistas de Bizkaia. LUIS TEJIDO

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Lucía Palacios | Colpisa

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El debate sobre cómo retrasar la edad efectiva de jubilación está encima de la mesa. O, dicho de otro modo, cómo mantener a una persona trabajando más tiempo, incluso más allá de los 65 años. No se trata de una cuestión baladí si se tiene en cuenta que por cada año que se alargue la edad efectiva de retiro (situada ahora en 64,5 años) se reduciría el gasto en pensiones entre un 0,4% y 1,2% en 2048, según estimó recientemente la Airef.

Sin embargo, "el sistema no ofrece importantes incentivos para estar en el mercado laboral más allá de los 65 años". Así lo afirmó este lunes en una conferencia Oscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España, dejando entrever que aquí puede haber también margen de actuación de cara a la futura reforma de las pensiones. Arce explicó que el supervisor había llevado a cabo un análisis actuarial en el caso de una persona con una larga carrera de cotización dependiendo de la edad en la que se jubilara y los resultados fueron concluyentes: en este ejemplo posponer la edad de jubilación no genera un mayor retorno.

Esta es la misma afirmación -aunque fue menos categórica y habló de incentivos insuficientes- que hizo recientemente el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, quien avanzó que el Gobierno está estudiando mejorarlos. No obstante, Escrivá dio a entender que la manera en la que se plantean alargar la edad de retiro irá más dirigida a penalizar a las personas que se jubilen antes de tiempo -con un recorte real del 8% de la pensión- que en premiar a quienes la retrasen. El Banco de España, por su parte, discrepó del anuncio del ministro de que van a suprimir ciertos beneficios fiscales, como podrían ser las bonificaciones a los planes de pensiones privados, y precisó que "no se puede descartar a priori el uso de incentivos fiscales", porque son una herramienta prioritaria para inducir determinados comportamientos, aunque sí admite que el diseño actual es "mejorable". Animó así a hacer un análisis pormenorizado de cuál es la efectividad y eficiencia de estos instrumentos y, en caso de que sean insatisfactorios, revisarlos, porque "debemos ser cuidadosos y selectivos" ya que "los recursos públicos van a ser más preciados que nunca".

En este sentido, mostró su predisposición a incentivar los planes de ahorro, tanto colectivos como privados, ya que, a su juicio, "hay espacio claro para mejorar este instrumento fiscal" ya que no están muy implantados, su rentabilidad no es muy alta y el coste no es muy elevado. De igual manera, abogó por estudiar el modelo de planes de pensiones de empresas de Reino Unido, en el que, salvo que el trabajador lo rechace, a los empleadores se les obliga a incluirlo por defecto y una parte lo paga la empresa y otra el trabajador.

A su vez, Arce apostó por favorecer el desarrollo de productos financieros responsables y competitivos que aporten una opción para que los mayores puedan utilizar su riqueza inmobiliaria para acceder a activos financieros líquidos en condiciones atractivas y seguras. Se ha referido de este modo a las figuras de la "hipoteca inversa y a las ventas de nula propiedad".

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