Casado anticipa a Sánchez que «nada» puede esperar de la reunión del lunes

El encuentro de esta semana entre Pedro Sánchez y Pablo Casado en el Congreso únicamente servirá para constatar el abismo que separa a PP y PSOE en vísperas de la investidura. El líder de los populares acudirá a la cita, pero no habrá revisión posible de su no a la elección del candidato socialista. La decisión es firme y hoy quedó una vez más apuntalada. «Que no espere nada del lunes —avisó a su adversario—, porque lo que va a encontrar es un partido que es la alternativa para acabar con esta deriva nacionalista, anticonstitucional de un socialismo que ha perdido su esencia».

Casado no es ajeno a las presiones sobre el papel que debe ejercer o no el PP en el desbloqueo. Y cada una de sus intervenciones en las últimas semanas va encaminada a proporcionar argumentos que sustenten su rechazo tanto a facilitar la investidura como a ofrecer una alternativa. Este sábado, presentó al PSOE como un partido que negocia con el independentismo catalán «libre y voluntariamente» y que no actúa obligado por la fragmentación parlamentaria y la negativa de los populares. Lo repitió una y otra vez. «Libre y voluntariamente». Y en ese contexto descartó convertirse en «cómplice».

El relato volvió a remontarse a 2003. Casado acusó a los socialistas de llevar «16 años blanqueando la hoja de ruta del Tinell», un pacto con Esquerra e Iniciativa per Catalunya Verds para gobernar en Cataluña y que descartaba en una de sus cláusulas los acuerdos con los populares. El repaso se detuvo en 2018, en la mano tendida de Sánchez a la Generalitat para abrir un «diálogo efectivo» sobre el futuro de este territorio.

Una muestra más, a su juicio, de las razones que deben llevar al PP a ejercer de alternativa. «Quien ahora se rasga las vestiduras y nos pide que saquemos del atolladero a este PSOE de tres lustros de planificación —advirtió a los suyos— son los que decían que yo sobreactuaba en Pedralbes». El presidente del PP ha rescatado el discurso más crítico y elevado contra Sánchez. Hoy hablo de «vergüenza ajena» y revivindicó la concentración que promovió el partido en Colón, junto a Ciudadanos y Vox, frente al Ejecutivo socialista por los contactos con Quim Torra.

Si acaso reconoce que le «sobraron» adjetivos en aquella campaña que llevó a los populares a un suelo de 66 escaños desconocido para el partido. Pero no cree equivocarse en el fondo de su censura y encomienda a sus cuadros dar la batalla. En la comida de los populares madrileños, que se reúnen tradicionalmente en vísperas de la Navidad, reclamó al partido erigirse en «dique» y no «admitir» ni que en Cataluña hay un «conflicto político» ni el concepto de España que tiene el PSC.