Diario de León

Casado cierra Génova y anuncia una convención para redefinir el PP

El líder popular elude la autocrítica por el desastre político en las elecciones en Cataluña

Periodistas ayer, en al sede del PP en Génova 13. FERNANDO ALVARADO

Periodistas ayer, en al sede del PP en Génova 13. FERNANDO ALVARADO

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Pablo Casado eludió la autocrítica por el desplome de su partido en las elecciones catalanas, pero introdujo un giro de guion en su discurso que eclipsó lo demás. El PP, anunció, deja su sede en la calle Génova 13 de Madrid. Echa la llave a un edificio icónico en la historia de los populares, un intento de pasar la página de la corrupción que persigue incansable a su partido.

El runrún circulaba desde hace tiempo, pero Casado no estaba por la labor. «Cambiarnos al edificio de enfrente no nos va a hacer conectar con nuestro electorado», dijo al coger las riendas del partido en 2018. Por eso la decisión dejó ayer con la boca abierta a los asistentes presentes y telemáticos a la reunión del comité ejecutivo nacional. Nada se había filtrado y nadie lo esperaba cuando anunció: «Considero que no debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales».

La mudanza a no se sabe dónde se realizará «si puede ser antes del verano», apuntaron en el partido. El traslado encierra una fuerte carga simbólica para un partido que siempre ha vivido en la calle Génova. Lo heredó de Alianza Popular, que alquiló el inmueble de siete plantas en 1983, y el PP lo compró en 2006 por 37 millones. Y ahí empezaron los males. Las obras de remodelación de la sede, iniciadas ese año y terminadas dos años después, se pagaron con la caja B.

El juicio por ese presunto fraude empezó el 8 de febrero en la Audiencia Nacional y fue la ocasión escogida por Luis Bárcenas para reaparecer con sus acusaciones bajo el brazo. Esa, según Casado, fue la razón clave del batacazo porque tras la irrupción del extesorero en la última semana de la campaña, el PP «cayó a plomo» y perdió «la mitad del voto estimado» en los sondeos.

El líder de los populares cree que hace borrón y cuenta nueva con el pasado con el cierre de la sede de la calle Génova, la del balcón de las noches electorales victoriosas pero también la del allanamiento del juez Pablo Ruz.

El punto y aparte incluye la implantación de la ‘omertá’ ante todo lo que se refiera a Bárcenas. La dirección del partido no volverá a hablar más del extesorero. «No nos lo podemos permitir con el calendario judicial que se avecina», se justificó con la mente puesta en los juicios de Kitchen, Púnica, Lezo.

El camino a seguir, según el diagnóstico de Casado, es «dejar de preocuparnos por nuestro pasado y ocuparnos del futuro» porque «las hipotecas en política no son hereditarias».

Pero no se quedó ahí e incluyó dos más en su tanda de anuncios. Uno de regeneración democrática con la creación de «un departamento de ‘compliance’ (cumplimiento) que establecerá mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y un canal anónimo de denuncias (internas) con absolutas garantías». Y otro de calado político, la convocatoria de una convención del partido para otoño.

Este cónclave debería servir para reafirmar el rumbo «de centro» esbozado en su respuesta a Santiago Abascal en la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez. Ante reveses como el cosechado en Cataluña, «lo cómodo —subrayó— sería sumarse a las estrategias extremistas que están destruyendo nuestra convivencia y dar rienda suelta a la polarización». Lo que quiere Casado, según dijo, es un PP «ancho» porque ser la alternativa al PSOE requiere «ampliar nuestra base electoral en el centro».

El líder de los populares insistió en su tesis de reunificar a la derecha bajo el paraguas de su partido para lo que invitó a que «vuelvan los que se han marchado». No dio el paso de hablar de la confluencia con Ciudadanos, un planteamiento que revolotea en las reuniones del PP tras los revolcones electorales. Pero sí lo dio la presidenta madrileña, Isabel Díaz-Ayuso, que lo reclamó con todas la letras en Twitter: «Es el momento de nuevas ideas pero también, fusiones. Seamos la casa común de todos los que quieren vivir en paz y en libertad».

El paso que Casado tampoco parece dispuesto a dar es el del cambio de siglas y la refundación del partido, como han propuesto dirigentes de su partido, aunque tampoco se puede descartar que en la anunciada convención nacional se aborde la cuestión.

En su discurso no reservó un espacio para la autocrítica por los resultados en Cataluña. Culpó del fiasco a «la tormenta perfecta» urdida, a su entender, por el Gobierno a través de «la Fiscalía General del Estado, el CIS y los medios públicos al servicio de un partido». La estrategia, concluyó, «ha resultado eficaz».

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