Diario de León

Casado rompe para siempre con Arrimadas

El líder del PP ordena abrir las puertas del partido a los liberales desertores Aspira a que las elecciones de Madrid sean el arranque de la reunificación con el trasvase de voto de Cs El Gobierno invita a pactar a Arrimadas

Martínez-Almeida, Casado y Ayuso, juntos ayer en el acto en memoria de los muertos el 11-M. MARISCAL

Martínez-Almeida, Casado y Ayuso, juntos ayer en el acto en memoria de los muertos el 11-M. MARISCAL

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La ruptura entre el PP y Ciudadanos no tiene vuelta atrás aunque mantengan los pactos en Andalucía y Castilla y León y en algunas ciudades, como Madrid.

Pablo Casado, después de conversar el miércoles con Inés Arrimadas, lacró el cisma y ordenó abrir las puertas del partido a los liberales desertores. Lo que era una relación cordial entre ambos se convirtió en indiferencia, al punto de que ayer ni se saludaron cuando coincidieron en los actos en recuerdo a las víctimas del 11-M. «Es por la covid», dijeron como torpe excusa los de Ciudadanos. Los del PP no dijeron nada.

Los socialistas han visto la oportunidad de arrimar el ascua a su sardina y se movieron para rentabilizar la quiebra con una invitación al partido naranja para llegar a pactos. «Es el momento», afirmó la ministra María Jesús Montero.

El miércoles, tres horas después de que PSOE y Ciudadanos presentaran su moción de censura en Murcia y antes de que Isabel Díaz Ayuso anunciara el adelanto de las elecciones en Madrid, Arrimadas llamó a Casado. Fue una charla «tensa pero respetuosa», apuntaron desde ambos partidos.

La presidenta de los liberales trató de disuadir a su interlocutor de que no había una operación a escala nacional contra el PP, garantizó que no habría movimientos hostiles en otros territorios y limitó el acuerdo con el PSOE a la moción contra Fernando López Miras. Pero ya era tarde, Casado había dado su bendición a Díaz Ayuso para el adelanto electoral y no se lo comunicó a la líder de los naranjas. Era la peor noticia para Ciudadanos.

Así se lo trasladó ayer la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, al líder del PP en una breve charla en un acto de con motivo del 11-M: «Como gobiernen PSOE y Podemos la comunidad, nos habéis jodido».

El reducido círculo de Ciudadanos al tanto de la operación, se quejan fuentes del partido, pretendió dar un toque de atención al PP con una voladura controlada pero no calibró bien las repercusiones de la operación murciana, minimizó las pésimas relaciones en el Gobierno de coalición, y tampoco reparó en las ganas de Ayuso de ir a elecciones porque está en la cresta de la ola. El resultado, que los liberales se han visto expulsados del Gobierno de Madrid, su mejor escaparate político.

El PP desenterró sin perder tiempo el hacha de guerra y desde la dirección no se cortaron en acusar a Arrimadas de «convertirse en un satélite de (Pedro) Sánchez y (Pablo) Iglesias». «Su palabra —añadieron— no vale nada. Ya no confiamos en ella». Y, como colofón: «Abrimos la puerta de nuestra formación» a los descontentos de Ciudadanos.

Según el PP, la invitación ha sido un éxito porque «muchos dirigentes» se han puesto «en contacto de forma discreta», en palabras de Javier Maroto, portavoz en el Senado y hombre cercano a Casado. Ayuso fue más allá y se puso manos a la obra para fichar con una retahíla de elogios a Marta Rivera de la Cruz, escritora y hasta el miércoles consejera de Ciudadanos en su Gobierno.

El líder de los populares avaló ayer mismo la estrategia de fagocitación y anunció que las elecciones del 4 de mayo en Madrid, si se celebran, «van a ser la primera etapa de la unidad del centroderecha en torno al PP». Admitió que en estos tres años ha buscado una confluencia con los liberales por arriba, pero ante el fracaso «lo haremos por la base», con «la papeleta» electoral.

CASADO SE LO JUEGA TODO

Los populares, y sobre todo Casado, se juegan el todo por el todo en esas elecciones. Madrid es la joya de su corona territorial y el terreno de juego más difícil para medirse con Vox, partido que crece en la comunidad madrileña de forma exponencial.

En el PP aseguran no temer un ‘sorpasso’ que dan por imposible. Ayuso elevó el envite y en una entrevista en ‘El Mundo’ anunció que pretende «gobernar sola con mayoría absoluta». Un objetivo ayer muy lejos de su alcance. Ahora cuenta con 30 escaños, a 37 de la mayoría absoluta, y los sondeos apuntan que el PP va a crecer hasta el entorno de los 40, todavía muy por debajo de los 67 de la absoluta.

En medio de esta tormenta, el PSOE intenta rentabilizar el momento. Los socialistas corroboran la tesis de Ciudadanos de que el objetivo del acuerdo estaba limitado a Murcia, y que la moción de censura en Madrid fue una reacción sobrevenida a las intenciones electorales de Ayuso. La de Castilla y León, aseguran, estaba en el horno desde hace tiempo. Hecha esta introducción, el PSOE se lanzó al cortejo sin tapujos a los liberales. La ministra María Jesús Montero afirmó que Ciudadanos está ante «la oportunidad y el momento» de revisar su posición en el tablero político «si no quiere ser engullido».

La portavoz aconsejó en TVE a los liberales que ejerzan «un papel de bisagra» para pactar con la izquierda y la derecha, y no uncirse a un contrato en exclusiva con el PP. Tienen que dejar, subrayó, de «hacer seguidismo de la foto de Colón» y «no ser una cola de esa coalición de derecha y ultraderecha» para jugar en «un espacio propio». Ciudadanos no se dio por aludido.

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