Cataluña afronta una precampaña marcada por el covid y el posibilismo de ERC
El objetivo secesionista de superar el 50% de los votos y la pugna entre JxCat y Esquerra marcan la senda de las urnas
El presidente del PP de Cataluña, Alejandro Fernández. ENRIQUE FONTCUBERTA
El presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, comunicará este miércoles formalmente al pleno que ningún grupo ha presentado candidato a la investidura, en sustitución de Quim Torra, y en consecuencia empezará a correr la cuenta atrás de dos meses hasta la disolución automática del Parlament. El Govern firmará el 22 de diciembre el decreto de convocatoria de unas elecciones, que se celebrarán 54 días después, el 14 de febrero.
Quedan cuatro meses de precampaña, que estará marcada por la lucha contra la pandemia, factor clave de la cita electoral. Un informe de la Generalitat sobre la logística del 14-F contempla el aplazamiento de la fecha, si se activa el estado de alarma, o incluso la suspensión, si la situación se agrava.
La mayoría de los partidos están a la espera de la convocatoria de las elecciones para designar a sus candidatos. En cualquier caso, menos JxCat, todos tienen ya los carteles preparados. ERC apuesta por Pere Aragonès -salvo que el indulto de Junqueras sea tan inminente que llegue a tiempo-. El vicepresidente con funciones de presidente está al frente del Govern tras la inhabilitación de Quim Torra y le ha tocado liderar la gestión de la segunda ola de la pandemia. Ciudadanos se ha decantado por Carlos Carrizosa, a pesar de que las primarias las ganó Lorena Roldán. El PSC vuelve a confiar en Miquel Iceta, aunque se especuló con Salvador Illa; los comunes se encomiendan a Jessica Albiach; el PDeCAT, tras romper con JxCat, estará liderado por Angels Chacon, y el PP, por Alejandro Fernández. La CUP y JxCat siguen deshojando la margarita. Los postconvergentes están pendientes de que Puigdemont mueva ficha. Entre los que aspiran a entrar en el Parlament, el PNC ha nominado a Marta Pascal. Los sondeos también dan opciones a Vox.
Pelea entre independentistas
Al margen de la pandemia, la carrera electoral vendrá determinada además por la pugna entre JxCat y ERC. Sobre el papel, se juegan la victoria, con ventaja para los republicanos. Los de Puigdemont insisten en la «confrontación» contra el Estado, mientras que Esquerra hace bandera del diálogo y la negociación con el Gobierno. Ambos apelan al objetivo de que el independentismo obtenga más del 50% de los votos para movilizar a los suyos, pero discrepan en la estrategia a seguir si logran ese reto, hasta la fecha inédito. JxCat amaga con activar la vía unilateral; la CUP apuesta por un nuevo 1-O y ERC se mantiene más cauto. Asegura que la mitad más uno de los votos debe conseguirse en varias elecciones sucesivas para forzar al Estado a permitir un referéndum.
Gobierno secesionista
Esta guerra interna podría dificultar la conformación de una nueva coalición independentista. Aunque tanto JxCat como ERC afirman que su intención es volver a gobernar juntos, los sondeos apuntan a un aumento de escaños de las fuerzas independentistas. Pero las encuestas también abren la puerta a una mayoría alternativa. Es la que podrían sumar Esquerra, el PSC y los Comunes. Solo el partido de Ada Colau apuesta públicamente por el tripartito. ERC y el PSC lo descartan de manera rotunda. Cualquier mínima insinuación sería un lastre electoral para ambos. Los republicanos, porque en el campo secesionista tienen que defenderse casi a diario de haberse bajado del tren independentista, y los socialistas, porque aspiran a pescar buena parte de los votos que se decantaron por Ciudadanos en las últimas autonómicas (ganaron en 2017). Si los indultos a los presos llegan antes del 14-F, las especulaciones sobre un nuevo tripartito se dispararán.
La desmovilización en el sector constitucionalista, alejados los temores que había hace tres años, es otro de los puntos que marcará la precampaña electoral de las catalanas.