Diario de León

Cataluña atrasa sus elecciones al 30 de mayo con la única oposición del PSC

El Govern aplaza los comicios por razones sanitarias pero los partidos se acusan de electoralismo

Pere Aragonés, Roger Torrent y Bernat Solé ayer, al salir de la reunión. QUIQUE GARCÍA

Pere Aragonés, Roger Torrent y Bernat Solé ayer, al salir de la reunión. QUIQUE GARCÍA

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Hace meses que la legislatura catalana está agotada pero las urnas no acaban de llegar. El vicepresidente en funciones de presidente, Pere Aragonès, firmó ayer el decreto que deja «sin efecto» la convocatoria de los comicios para el 14 de febrero y los «traslada» al 30 de mayo, una fecha que, como la anterior, penderá de un hilo en función de la evolución de la pandemia.

Son las paradojas de la política catalana: la legislatura que estaba muerta desde su inicio, pues Quim Torra afirmó que sería muy corta, se va a prolongar casi hasta completar sus cuatro años. Torra quería elecciones hace un año, pero Puigdemont no le dejó, luego ERC y JxCat apostaron por convocarlas el 14 de febrero y al final se han echado para atrás hasta casi el verano.

Cataluña sigue, por tanto, el camino que ya transitaron Galicia y el País Vasco, que aplazaron sus elecciones de abril, en plena primera ola, a julio. El retraso tiene consecuencias en el ámbito nacional. Empezando porque Pedro Sánchez no podrá realizar cambios en el Gobierno, hasta que Salvador Illa cese como ministro al inicio de la campaña, y porque Cataluña seguirá cuatro meses más en parálisis política con lo que ello conlleva.

El Govern firmó el decreto horas después de una reunión con los partidos catalanes, en la que hubo acuerdo sobre la idea de posponer los comicios, pero no unanimidad en la fecha elegida. Solo se opuso el PSC, que hasta el jueves rechazaba también cualquier tipo de retraso. Los socialistas llevaron a la reunión una propuesta alternativa de votar el 14 o el 21 de marzo.

La situación de la pandemia y las perspectivas sanitarias para las próximas semanas son las razones que el Govern puso sobre la mesa para justificar el aplazamiento. En una comparecencia tras firmar el decreto, Aragonès habló de un «riesgo inasumible» el 14-F y para que nadie tenga que renunciar a su derecho a voto por miedo.

Los argumentos que aduce el Ejecutivo son que el proceso de vacunación estará más avanzado en mayo y que el clima más caluroso ha favorecido una menor incidencia de la pandemia. El plan que presentó meses atrás para garantizar las elecciones el 14-F tenía unos datos epidemiológicos similares a los que ahora le sirven para suspender. Fuentes independentistas admitieron que si llegado el plazo del 30 de mayo Cataluña se encontrara en las mismas cifras sanitarias que hoy, con riesgo de colapso hospitalario y con cerca de 500 pacientes en la UCI, el Govern podría volver a aplazar los comicios.

Todos hablan de razones de salud, pero los partidos se intercambiaron acusaciones de electoralismo. Y es que a nadie escapa que los intereses de unos y otros han acabado de inclinar la balanza. JxCat y ERC llevan meses de dura pugna pero tenían dudas sobre unas elecciones en pleno pico de la pandemia, temían la abstención y han llegado a la conclusión de que ambos pueden salir ganando con el aplazamiento.

En Esquerra había nervios, a pesar de que lidera las encuestas, porque JxCat le pisa cada vez más de cerca los talones. Los republicanos lo negaron ayer pero buscan que el supuesto ‘efecto Illa’ se diluya y que Laura Borràs se caiga de la carrera electoral si es inhabilitada. Junts, en cambio, necesitaba tiempo para consolidar una candidatura improvisada y confía en que su aspirante siga escalando posiciones.

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