Diario de León

Cataluña, pendiente del hilo de la consulta de Junts con una elevada movilización

El entorno de Borràs presiona con que quedarse en el Govern puede provocar una escisión en el partido

El secretario general de JxCAT, Jordi Turull. TONI ALBIR

El secretario general de JxCAT, Jordi Turull. TONI ALBIR

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La historia se repite. Cataluña vuelve a estar pendiente de varios miles de personas, cuya decisión tendrá consecuencias en la gobernabilidad de la autonomía. Ocurrió en 2015 con las asambleas de la CUP para determinar si los anticapitalistas investían a Artur Mas (la primera dio como resultado un recordado empate a 1.515). Y vuelve a pasar con la consulta interna de Junts. Desde este jueves y hasta esta tarde a las 17.00 horas, cerca de 6.500 militantes de Junts votan en un referéndum para decidir si el partido se mantiene en el Govern.

En las primeras horas del plebiscito se registraron algunas incidencias informáticas, como consecuencias del aluvión de votantes, pero el colapso del sistema informático se subsanó a lo largo de día. En el congreso de julio, para la elección de la presidenta y el secretario general, la participación se quedó en el 37%. Y existe una gran mayoría silenciosa que puede decantar la balanza. Está por ver cuál de los dos sectores ha sido capaz de movilizar más a sus bases. La teoría que circulaba era que a mayor participación, mayor opción de victoria del sí a quedarse en el Gobierno, siempre que el aumento de esa movilización se haya registrado en el mundo local, preocupado por las elecciones municipales.

Ironías del destino: Junts partió la sociedad catalana organizando un referéndum sobre la independencia y ahora puede acabar roto por organizar una consulta interna para decidir su permanencia en el Govern. Y es que los dirigentes del entorno de Laura Borràs no descartaron este jueves la ruptura del partido si la militancia decide que Junts siga en el Ejecutivo catalán. Hace tiempo que la ANC amenaza con impulsar una candidatura electoral, que podría nutrirse de los escindidos de la formación postconvergente. Resulta sintomático que el único dirigente que no ha verbalizado su posición, a pesar de que dijo que lo haría, sea el secretario general, Jordi Turull.

No ha querido enfrentarse a Carles Puigdemont, líder junto a Borràs de los que defienden la salida del Gobierno. Turull se ha mantenido en segundo plano, alejado de los focos, dado que a partir de esta misma tarde su única tarea será intentar recoser el partido. Quizá ya es demasiado tarde. Fue Jaume Alonso Cuevillas, muy próximo a Borràs, quien expresó públicamente la posibilidad de la escisión. A su juicio, si Junts se queda en el Ejecutivo, la actual crisis se repetirá en dos meses.

Las opciones de Aragonès

El Govern espera acontecimientos. El president Aragonès iene todos los escenarios previstos, pero no se quiere precipitar hasta conocer las decisiones de la ejecutiva juntera. Si la consulta sale sí a salir del Govern, lo que en el entorno de Aragonès esperan es que las dimisiones de los consejeros postconvergentes sean inmediatas para que el presidente de la Generalitat pueda firmar cuanto antes los decretos de destitución y los nombramientos de los nuevos consejeros. En el caso contrario, lo mismo. Porque habrá consejeros de Junts que no querrán seguir y Aragonès tendrá que ejecutar una crisis de Gobierno, empezando por asignar un nuevo vicepresidente. La convocatoria de elecciones está descartada, aunque la oposición dé por agotada ya la legislatura. En las últimas horas, Aragonès y Junts se han intercambiado mensajes conciliadores.

El president se abrió el miércoles a negociar cómo implementar todos los puntos del acuerdo de legislatura, mientras que la formación nacionalista evitó este jueves apoyar una moción de la CUP que instaba al dirigente republicano a someterse a una cuestión de confianza pese a haberla pedido ella misma hace apenas una semana. Aragonès tiene unas cuentas carpetas abiertas que tiene que afrontar de inmediato. La primera, los Presupuestos de la Generalitat. Si Junts abandona la Administración catalana, se producirá un cambio de rasante en la política catalana y el jefe del Ejecutivo tendrá que llamar a la puerta del PSC.

Los socialistas dan por amortizada la coalición de ERC y Junts, pase lo que pase en la consulta. Pero si los postconvergentes se van, los de Illa ganarán centralidad. El primer secretario del PSC insistirá en reclamar una mesa de diálogo entre fuerzas catalanas. ERC perdería en este caso fuerza para negociar los Presupuestos del Estado y para obtener resultados en su propia mesa con Sánchez. La mesa de diálogo con Madrid debe reunirse antes de final de año...

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