Diario de León

Cataluña no sale del bucle del ‘procés’

La situación convulsa de la política española preocupa a ERC, que teme que pueda afectar a su relación con el Gobierno central y poner en peligro su papel en la mesa de negociación

Laura Borràs se abraza al expresidente de la Generalitat, Quim Torra. QUIQUE GARCÏA

Laura Borràs se abraza al expresidente de la Generalitat, Quim Torra. QUIQUE GARCÏA

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«Más de lo mismo», «volvemos a octubre de 2017», «la situación catalana tiende a cronificarse». La puesta en escena de la nueva presidenta de la Cámara catalana, Laura Borràs, de Junts, decepcionó en los grupos de la oposición y también en las filas de Esquerra, cuyos dirigentes salieron cuanto menos molestos por el hecho de que ninguneara al anterior presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent.

Con su discurso, Borràs escenificó dos hechos: ERC y Junts van a seguir peleándose, a pesar de que vuelvan a sellar un acuerdo de gobierno, y segundo, una parte del independentismo mantiene la misma retórica de confrontación que en estos últimos años. «El secesionismo sigue atrapado en un bucle», afirma un diputado de la oposición.

«Sus dirigentes son rehenes de su retórica», añade. Tras escuchar a Laura Borràs, dirigentes de PSC, PP y Ciudadanos coincidían el viernes en los pasillos del Parlament que la política catalana sigue instalada en octubre de 2017. «Todo sigue igual», resumían desde la oposición.

Borràs anticipa una nueva legislatura de alto voltaje. Amenaza con desoír las resoluciones del Tribunal Constitucional con tal de preservar la «soberanía» de la Cámara, lo implica que está dispuesta a correr riesgos penales y ser inhabilitada.

La dirigente nacionalista, de hecho, ya está imputada. No por desobedecer, sino por un presunto caso de adjudicación a dedo de unos contratos mientras era directora de la Institución de las Letras Catalanas. Puede ser condenada e inhabilitada, lo que provocará nuevos temblores de tierras entre JxCat y ERC, como ya pasó con la inhabilitación de Quim Torra.

«A Borràs le queda poco como presidenta», augura un diputado constitucionalista. El reglamento de la Cámara, además, recoge un artículo que señala que si un diputado es procesado por delitos vinculados a la corrupción, la mesa deberá acordar la suspensión de sus deberes y derechos como parlamentario. La mesa tiene una mayoría independentista de 5 a 2 miembros. Son dos de JxCat y ERC, uno de la CUP y dos del PSC.

Por tanto los representantes de ERC y la CUP en el órgano de gobierno del Parlament tendrán en su mano salvar o no a la presidenta. Primer gran choque de la legislatura a la vista en las filas nacionalistas, si republicanos y anticapitalistas cumplen sus compromisos en la lucha contra la corrupción.

Fuentes parlamentarias auguran, en cualquier caso, una legislatura larga, pase lo que pase con el futuro judicial de Borràs. El mandato de Torra se preveía corto y al final casi se agotaron los cuatro años.

Dos de los máximos responsables de la negociación entre Junts y ERC para formar gobierno admiten que el acuerdo para la investidura está «muy verde» y que está «todo por hacer», después de superar el primer escollo de la elección de la presidencia dela Cámara, pero nadie duda de que habrá pacto independentista. Eso sí, a día de hoy la estrategia común brilla por su ausencia. Borràs ya ha dejado claro que quiere convertir el Parlament en una herramienta de confrontación con el Estado. Está por ver si ERC es capaz de blindar el Govern de la vía rupturista que le quiere imponer Carles Puigdemont.

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