Diario de León

Comienza el divorcio: Iglesias advierte a Sánchez de que no pactará con PP y Cs

El vicepresidente segundo pone en un brete al presidente, que busca el respaldo de populares y liberales a los PGE

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ayer en el Congreso. CHEMA MOYA

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ayer en el Congreso. CHEMA MOYA

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Horas después de que Pedro Sánchez cortejara a Ciudadanos para pactar los Presupuestos y al día siguiente de que la portavoz del Gobierno hiciera un llamamiento al PP en el mismo sentido, Pablo Iglesias dio un puñetazo en la mesa y advirtió que Unidas Podemos no pactará las cuentas con los populares ni con los liberales.

Salvo que sea un reparto de papeles acordado, el vicepresidente segundo puso hoy en un aprieto al presidente del Gobierno en su búsqueda de apoyos. «Un Ejecutivo en el que esté Unidas Podemos es incompatible con acuerdos en los Presupuestos con quien está gobernando con la ultraderecha en Madrid, Murcia o Andalucía». Es decir, PP y Ciudadanos.

El pacto presupuestario, continuó Iglesias, hay que fraguarlo con la mayoría de nacionalistas, independentistas y fuerzas de izquierda que hizo posible la reelección de Sánchez. Aunque los números en estos momentos no dan, se mostró convencido de que será posible. «Es evidente que rearmaremos la mayoría de la investidura», dijo el vicepresidente antes de participar en unos cursos de verano en El Escorial.

Consideró, no obstante, que es «legítimo» que el presidente del Gobierno «mantenga conversaciones» con el PP y Ciudadanos en busca de su respaldo, pero, avisó, que no cuente con Unidas Podemos para esa tarea.

Más sapos

Fue el segundo sapo que se tuvo que tragar Sánchez a cuenta de los Presupuestos. El primero fue el del portazo del PNV durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, aunque fuera un portazo con el freno de mano echado. Los nacionalistas negocian con los socialistas un gobierno de coalición en el País Vasco y recurrieron a este gesto para arrancar un compromiso de Sánchez con la capacidad de endeudamiento del Ejecutivo vasco. En el Gobierno no preocupa, aunque tampoco tranquiliza, ese desplante. El rechazo de Iglesias, sí. Sobre todo porque en la Moncloa creían haber vencido su resistencia al entendimiento con Ciudadanos. El pasado 7 de julio, el vicepresidente dijo entender que el presidente tanteara a los populares y a los naranjas aunque auguró un fracaso. «Pero es posible -dijo entonces- que me equivoque y la capacidad persuasiva del presidente haga que nos apoye Ciudadanos, que últimamente ha asumido el rol de una derecha moderada».

Los liberales se dejan querer

El giro del líder de Unidas Podemos ha descolocado a los socialistas. Máxime porque ayer mismo Sánchez animó al portavoz de los liberales, Edmund Bal, a entenderse, y el aludido recogió el guante para pedir la creación de una mesa de trabajo «con la oposición y los agentes sociales» para negociar las cuentas públicas de 2021. El Gobierno, subrayó, «necesita a Ciudadanos». Bal no hablaba por hablar. La mayoría de la investidura no es un todo compacto ni está por la labor presupuestaria. Esquerra, con sus preciados trece votos, por razones electorales; EH Bildu, por el desengaño con la reforma laboral; el BNG, por argumentos de política gallega; con JxCat, aunque no apoyó la investidura, tampoco puede contar para nada; Compromís se aleja cada día más; y hasta el PNV amaga con darle la espalda. Los diez diputados naranjas se han convertido en oro molido para Sánchez, a pesar del desdén de Iglesias.

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