El coronavirus destruyó más de un millón de empleos en el segundo trimestre, el peor de la historia

La destrucción de empleo ha alcanzado c ifras nunca vistas antes para un segundo trimestre: en el que es el periodo más benigno para el mercado laboral, ante el inicio de la temporada turística , se han perdido este año más de un millón de puestos de trabajo, el peor resultado trimestral desde que se elabora la Encuesta de Población Activa (EPA). El número de ocupados se sitúa en los 18,6 millones, tras un desplome histórico en un periodo tan corto de tiempo de tres meses. Nunca antes tanta gente había perdido su trabajo. En el peor momento de la crisis de hace una década, se destruyeron unos 800.000 empleos en el primer trimestre de 2009. Ahora se ha batido ese fatídico récord. Y ello a pesar de que e stadísticamente no se incluyen los millones de trabajadores afectados por un ERTE.

La tasa de paro ha subido al 15,3% frente al 14,4% del primer trimestre , después de que entre abril y junio el número de parados se elevara en 55.000, hasta los 3,3 millones. La EPA no refleja más parados por la cantidad de ciudadanos inactivos, esto es, que ni siquiera han tenido la oportunidad de buscar un empleo ante la parálisis de la economía . Si bien los ERTE han supuesto un alivio y un freno para el crecimiento de la tasa de paro, el foco hay que ponerlo en la ocupación, cuyas cifras son históricamente malas. El impacto de la Covid-19 provocó la destrucción de 1.074.000 empleos en el segundo trimestre , un récord histórico, lo que supone una caída de la ocupación del 5,4% trimestral. Con ello, entre abril y junio, había 18,6 millones de ocupados, la cifra más baja desde 2017. En lo que va de 2020, han desaparecido 1,360 millones de empleos. La pandemia se hizo notar en que los ocupados que efectivamente trabajaron en el segundo trimestre fueron 13,9 millones, el 35,14% de la población de 16 y más años. Y las horas trabajadas se hundieron un 22,59%. La destrucción del millón de puestos de trabajo afectó a todos los sectores. Aunque el reparto fue desigual. Así, el sector servicios fue el mayor damnificado, con 816.900 ocupados menos que en el primer trimestre; seguido de la industria, que perdió 127.000 empleados; mientras que la construcción destruyó 108.700 puestos de trabajo; y la agricultura, 21.400.

Ocupación y paro

La gran diferencia entre el aumento del número de parados (55.000) y la caída de ocupados (más de un millón) obedece a que hay personas que se han quedado sin empleo, pero no constan como desempleadas porque, por el confinamiento, no han podido cumplir con el requisito de búsqueda activa de empleo, o bien no están disponibles para incorporarse a un puesto de trabajo por cuidado de dependientes. Por ello, quedan fuera del concepto de desempleo y en total 1,062 millones de personas han pasado a la inactividad.

Randstad estima que el paro sería del 19,27% si se clasificaran como paradas a estas personas. La secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, explicó que no hay que trasladar el millón de nuevos desocupados a las cifras del paro del tercer trimestre con el final del confinamiento. Pero la Cámara de España prevé que la tasa media de paro este año llegará al 19,2%. Según Bankinter, podría llegar al 20,1%. Los expertos de Adecco estiman que en el tercer trimestre puede subir "un par de décimas", hasta el 15,5%.

El secretario general de UGT, Pepe Alvarez, valoró como terrible el informe de la EPA. Unai Sordo, su homólogo de CC OO, afirmó que "por previsible que fuera, no deja de ser preocupante". Sordo anticipó que los meses de otoño "van a ser muy difíciles" y se mostró partidario de prorrogar los ERTE, al tiempo que insistió en la necesidad de "tocar la reforma laboral". Si ésta quedara intacta, advirtió, "en los meses de otoño puede haber una caída generalizada de los salarios". También desde CC OO se llamó a tomar medidas para proteger a las personas no incluidas en ERTE.

Para CEOE, "la intensidad de la crisis está siendo de tal magnitud, que no sólo han de mantenerse en el tiempo las medidas ya adoptadas, sino que parece fundamental intensificar las medidas de apoyo al mercado laboral que aporten adaptabilidad, seguridad jurídica y confianza a las empresas y a los inversores, instrumentadas a través del diálogo social, en una situación tan excepcional".