Diario de León

La crisis política en Malí amenaza la misión estratégica de España en el Sahel

Defensa contribuye con 530 efectivos y fuerza aérea desde hace 8 años para combatir el terrorismo

Militares de la misión en Dakar, que apoyan las operaciones de Naciones Unidas y de Francia en Mali. S. B.

Militares de la misión en Dakar, que apoyan las operaciones de Naciones Unidas y de Francia en Mali. S. B.

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La larga crisis política en Malí, con dos golpes de Estado en menos de un año, y la deriva de la Junta Militar que dirige temporalmente el país subsahariano, han puesto en grave riesgo la continuidad de la misión militar de la Unión Europea (EUTM-Malí). Una operación que comenzó en 2013 y en la que España aparece como uno de los principales contribuyentes en la actualidad con 530 efectivos y fuerza aérea (tres helicópteros de combate).

La negociación del gobierno de transición dirigido por el coronel Assimi Goita, que llegó al poder a la fuerza en junio pasado, de contratar a mercenarios rusos del Grupo Wagner para colaborar con el Ejército nacional ha generado el peor desencuentro con la UE desde que se puso en marcha la misión. Bruselas acaba de dar un ultimátum a Goita, que recibió precisamente entrenamiento en la base de Koulikoro, en la que España adiestra a las fuerzas locales. Si continúa con su plan de privatizar la seguridad a terceros la operación llegará a su fin, advirtió la UE.

El portavoz de Exteriores, Peter Stano, justificó que «todo el mundo conoce la compañía (rusa) y su hoja de servicios» para asegurar que la supervivencia de la operación —prorrogada hace unos meses hasta 2023— depende de los Estados miembros. Francia y Alemania ya han asegurado que si irán si Bamako contrata a 1.000 mercenarios de Wagner para tareas de escolta, asesoramiento y entrenamiento militar y policial.

Mientras tanto, España, como contribuyente activo por su interés estratégico en la pacificación de la región del Sahel (rutas de la inmigración, terrorismo y suministros energéticos desde Argelia), no se ha pronunciado en público, pero se da por hecho que seguirá los pasos de sus aliados si se consuma la ruptura. Ello, pese al interés del Ministerio de Defensa de incrementar su presencia militar y extender su campo de acción a otros puntos calientes de Malí para formar al Ejército nacional.

«Es importante que todos los actores respeten las reglas y las leyes humanitarias. No vamos a cooperar con este grupo, eso está absolutamente claro», indicó el portavoz Stano, que destacó la labor de EUTM-Malí en estos ocho años para combatir el terrorismo «de forma apropiada».

Moscú niega cualquier vínculo con el grupo Wagner, que presta servicios de mantenimiento de equipos militares y de formación, pero también está acusado de actividades mercenarias por intereses comerciales y se sospecha que pertenece a un empresario cercano al Kremlin, Evgeny Prigozhin. Sus hombres ya están presentes en la República Centroafricana y en Libia. Y también se hallan en Sudán o en Mozambique. Este nueve frente político en Malí, con la posible presencia de Rusia en la región, llega en un momento de inflexión para la UE, que aún digiere la resaca del fracaso de la misión en Afganistán. En junio pasado Francia anunció el final de la misión de combate «por desgaste» y el repliegue de sus 5.000 efectivos (España despliega fuerza aérea en Senegal de apoyo logístico a los franceses). París quiere centrarse ahora en una nueva labor antiterrorista con los aliados europeos, entre ellos España, que gasta en Malí entre 80 y 90 millones al año. Un dron del Ejército francés mató en agosto en la «zona de las tres fronteras» (Malí, Níger y Burkina Faso) al líder del Estado Islámico del Gran Sahara.

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