Diario de León

Un desequilibrado hace revivir el 11-M en Atocha al amenazar con una bomba

Jamal Herradi, en tratamiento psiquiátrico, provoca el caos durante una hora.

Exterior de la estación de Atocha tras el desalojo.

Exterior de la estación de Atocha tras el desalojo.

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melchor sáiz-pardo | madrid
León

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Madrid revivió durante más de una hora su peor pesadilla, los atentados del 11 de marzo de 2004. La misma línea y el mismo escenario, la estación de Atocha. Pero todo fue una falsa alarma. El español de origen magrebí Jamal Herradi, un desequilibrado en tratamiento psiquiátrico sin ningún tipo de vínculos yihadistas, provocó el caos durante más de una hora en el mayor nudo de comunicaciones terrestre de España al amenazar con hacer explosionar una bomba en uno de los ferrocarriles de cercanías.

Todo comenzó a las 9.40 a bordo en un tren de de la línea C-7, que une Alcalá de Henares y Atocha, la misma que sufrió los atentados terroristas. Herradi, vestido con una chilaba, abordó el convoy cargado con una mochila y unas bolsas de plástico. Instantes después de subir al tren comenzó a andar por los vagones gritando que llevaba una bomba y que se iba a suicidar dentro del cercanías.

La reacción de los pasajeros fue inmediata. Tiraron de la manilla de emergencia para detener el tren, que para entonces se encontraba en la tristemente famosa calle Téllez, a solo 500 metros de la estación y en la que murieron 64 personas el 11-M. Los pasajeros salieron despavoridos por las vías y junto a ellos Herradi, que fue detenido solo instantes después por efectivos de la policía que ya se habían desplegado por los alrededores de Atocha tras activarse la denominada ‘circular 50’, el dispositivo antiterrorista de grandes amenazas.

Aunque Herradi, identificado por los pasajeros, fue arrestado de inmediato, el caos se apoderó de Atocha ya que el Ministerio del Interior, para no correr ningún riesgo, ordenó el desalojo inmediato de la estación, en la que varios miles de pasajeros aguardaban para tomar los trenes de cercanías, regionales y los AVE. Se vieron escenas de pánico -cuatro personas tuvieron que ser atendidas por ataques de ansiedad- y carreras entre los pasajeros, gran parte de los cuales no sabía qué estaba pasando.

Veinte convoyes

Una veintena de convoyes tuvieron que detenerse antes de hacer su entrada a la estación, mientras que decenas de otros trenes eran retrasados. La policía también dispuso el cierre preventivo de las estaciones de metro cercanas a Atocha y desvió el transporte público en las inmediaciones del lugar.

Los especialistas del Tedax apenas tardaron unos minutos en comprobar que Herradi no llevaba explosivos en su cuerpo y que en la mochila y bolsas de plástico que portaba tampoco había ninguna bomba. Solo una botella de agua y efectos personales. Aun así, los funcionarios batieron vagón por vagón el convoy y rastrearon todas las inmediaciones. A las 11.05 horas, finalmente, Interior desactivó el protocolo de seguridad y a partir de las 11.30 horas se restableció el servicio ferroviario, eso sí con retrasos.

La Brigada de Información de la policía, los expertos de la lucha antiterrorista, se hicieron cargo de la investigación, aunque casi desde el principio supieron que Herradi no tenía vínculo alguno con redes yihadistas y que todo apuntaba a la acción de un demente.

El detenido tiene antecedentes policiales, pero nada que ver con terrorismo. Fue arrestado el pasado 13 de noviembre por amenazas y violencia de género, y desde el 15 de noviembre tiene una orden de alejamiento de la víctima y del hijo de esta. El mes pasado, además, estuvo ingresado en la unidad psiquiátrica del hospital Gregorio Marañón. Herradi, de hecho, se encuentra en tratamiento psiquiátrico al menos desde 2013 por un «trastorno de conducta». En el registro de su domicilio en Vallecas los funcionarios tampoco encontraron nada que le relacionase con grupo radicales islámicos.

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