Diario de León

Díaz dice que para gobernar hay que ganar las elecciones

«El día que el PSOE no salga a ganar no será ya el PSOE», afirma la socialista .

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en un desayuno informativo. EMILIO NARANJO

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en un desayuno informativo. EMILIO NARANJO

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p. de las heras | madrid

No dirá expresamente que el PSOE debe abstenerse de intentar formar Gobierno si vuelve a ser segunda fuerza en las generales del próximo 26 de junio, pero a buen entendedor pocas palabras bastan. Susana Díaz aseguró ayer en Madrid que espera poder asistir a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y, pese a su conocida rivalidad interna, prometió que se dejará la piel en la campaña para que eso sea posible. Sin embargo, hasta en tres ocasiones vinculó el hipotético escenario a una condición previa, la victoria.

Su advertencia tiene una parte de estrategia electoral. En el PSOE son muchos, fundamentalmente en el sector crítico, los que argumentan que la única manera de aglutinar el voto útil moderado, y de sobreponerse a la polarización entre PP y Podemos, es dejar claro desde ya que sólo gobernarán si obtienen más apoyos que el PP, como hizo José Luis Rodríguez Zapatero en vísperas de las elecciones de 2004. «Salir a empatar es la mejor garantía para acabar perdiendo», aducen.

Díaz, que protagonizó un concurrido coloquio en el foro Nueva Economía, lo formuló de otra manera: «Lo primero que hay que hacer es salir a ganar -advirtió-; el día que el PSOE no salga a ganar no será ya el PSOE, será otra cosa». La frase tiene enorme carga de profundidad y es letal porque, en realidad, describe algo que ya se está produciendo. Aunque en público diga lo contrario, el equipo de Sánchez asume que en el contexto actual apenas tiene margen para mejorar el resultado electoral del 20 de diciembre. El propio secretario general ha dejado claro que, tras las elecciones, intentará repetir su fracasada entente con Ciudadanos y Podemos.

Lo que Díaz dejó entrever, sin embargo, es que esta vez quizá el resto del partido decida no darle esa oportunidad. La presidenta andaluza está en tregua y así lo demuestra el hecho de que el pasado sábado ejerciera como presentadora de Sánchez en su proclamación como candidato a La Moncloa («mi candidato», llegó a decir), pero el alto el fuego tiene fecha de caducidad. Lo sabe todo el partido.

«Hemos aplazado un debate orgánico porque no era bueno para España; hablar ahora del PSOE, cuando de lo que hay que hablar es de España, sería injusto y poco generoso para los ciudadanos», convino la socialista más poderosa. Pocos dudan de que esté en sus planes presentarse al próximo congreso de la formación y ella dejó que la idea sobrevolara el ambiente. «Una vez pasen las elecciones, el PSOE tendrá su proceso de reflexión interna», dijo.

En el mejor de los casos, tras los comicios, los socialistas volverán a dividirse entre quienes crean que Sánchez debe dimitir y quienes defiendan que, si tiene una mínima oportunidad de ser presidente del Gobierno, debe intentarlo. O dicho de otro modo, entre quienes creen que con 90 diputados no se puede gobernar y quienes sostienen que los tiempos de las mayorías absolutas han tocado a su fin y hay que aprender a gestionar Parlamentos fragmentados.

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