Diario de León

La Fundación Zagatka borra al rey como beneficiario tras el malestar de Zarzuela

Alvaro de Orleans-Borbón, señalado por Corinna como testaferro del emérito, sostiene que lo incluyó por «afecto»

El Rey Felipe VI durante uno de sus actos públicos. JUANJO MARTÍN

El Rey Felipe VI durante uno de sus actos públicos. JUANJO MARTÍN

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Felipe VI ya se ha librado del lastre de los negocios de su padre. Ya no figura como beneficiario de ninguna de las fundaciones objeto de investigación. En 2019 tuvo conocimiento de que había estaba vinculado a la Fundación Lucum, disuelta en 2012, poco después de que don Juan Carlos transfiriera 64,8 millones a Corinna Larsen a la filial de un banco en las Bahamas. Y en marzo de este año, de que era uno de los beneficiarios de la Fundación Zagatka, aún hoy activa. Aquello fue el detonante del duro comunicado que emitió Zarzuela el día 15 de marzo, en el que el Rey se desvinculó públicamente de cualquier actividad de su padre, renunciando a la herencia que podría corresponderle y retirándole la asignación anual de casi 200.000 euros.

Fue también un toque de atención para Alvaro de Orleans-Borbón. El promotor de la fundación «decidió modificar el reglamento anterior tras la declaración de Felipe VI manifestando su deseo de no figurar como beneficiario de la Fundación Zagatka. Todos los beneficiarios que forman parte de la Casa Real española han sido eliminados del mismo», confirman fuentes próximas a Alvaro de Orleans-Borbón, primo lejano de don Juan Carlos y a quien Corinna Larsen señaló como testaferro del emérito.

Pero, ¿qué llevó a este acaudalado noble a crear una fundación en 2003 y, sobre todo, a incluir como beneficiarios -por este orden- a su hijo Andrés -tiene otros tres-, a don Juan Carlos y a sus hijos Felipe, Elena y Cristina? Su entorno lo explica: «La fundó para gestionar a nivel administrativo y financiero una parte de su patrimonio y materializar su ayuda a la Casa Real española, como parte del legado transmitido por su padre y su abuelo, específicamente a don Juan Carlos, rey en el momento de la creación de la misma». Y, añade, «precisamente porque su intención y posición no eran las de un fiduciario, don Alvaro decidió que los miembros de la Casa Real figurasen abiertamente con nombres y apellidos en el Reglamento como memento -recuerdo- histórico para los futuros gestores de la Fundación».

Reglas en el ducado

El ordenamiento jurídico de Liechtenstein, donde fue constituida la fundación, no obliga a informar ni recabar el consentimiento de los beneficiarios para su designación. De ahí, según el entorno de Alvaro de Orleans-Borbón, que Felipe VI desconociera que su nombre figuraba como beneficiario. Además, «la posibilidad de que los terceros beneficiarios llegaran a ser los primeros y, en consecuencia, titulares de los bienes, era altamente remota e improbable ya que implicaría que tanto don Alvaro como su hijo fallecieran de forma simultánea o sin que se hubiesen modificado los siguientes beneficiarios», aclara el entorno del primo lejano de don Juan Carlos, con quien ha mantenido, y mantiene, una estrecha relación, hasta el punto de que el emérito es padrino del hijo pequeño de Alvaro de Orleans-Borbón.

Llegó a decirse que, más que un gesto, vincular a don Juan Carlos y sus hijos con esta fundación se debía a que don Alvaro actuaba como testaferro del emérito. De hecho, una grabación a Corinna Larsen así lo ponía de manifiesto. «Es tajantemente falso que la Fundación Zagatka sea una sociedad pantalla o una sociedad instrumental presuntamente ilícita o esté acusada de serlo.

Ningún proceso penal

De hecho, Alvaro de Orleans-Borbón no está siendo objeto de ningún procedimiento penal en Suiza, España o cualquier otro país. La Fiscalía Anticorrupción de Ginebra investiga a una fundación denominada Lucum, cuyos fondos y gestión son totalmente ajenos a don Alvaro y su Fundación», sentencian en su entorno. «Todo el apoyo ofrecido por parte de don Alvaro a don Juan Carlos ha sido producto de su libre voluntad y forma parte del compromiso histórico heredado de su familia de apoyar a la Casa Real española. De este modo, cualquier acusación de testaferro o fiduciario hacia don Alvaro es completamente falsa y carece de razón y fundamento», añaden.

La realidad es que las confesiones de Corinna Larsen al comisario Villarejo, en las que asegura que Alvaro de Orleans-Borbón era el testaferro de don Juan Carlos, le llevaron a tener que dar explicaciones ante la justicia.

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