Diario de León

Gabilondo y Franco dimiten tras la guerra en el PSOE por el descalabro de Madrid

Conmoción en el Gobierno al fallar sus datos internos Calvo cree que Ayuso se ha hecho «claramente» con el PP

Sánchez y Ábalos, ayer en la reunión semipresencial de la Ejecutiva Federal del PSOE. DL

Sánchez y Ábalos, ayer en la reunión semipresencial de la Ejecutiva Federal del PSOE. DL

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EFE

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El PSOE de Madrid vuelve a bullir. El descalabro electoral que le ha llevado al peor resultado de su historia en la región arrebatándole incluso el liderazgo de la oposición por el sorpasso de Más Madrid tuvo ayer dos víctimas: Primero, el secretario general José Manuel Franco, que dimitió de su cargo al asumir la responsabilidad de la debacle para evitar que se use este «mal resultado» para «atacar al Partido Socialista y al Gobierno de España»; y más tarde, la retirada del propio candidato a la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, que no recogerá su acta de diputado, según confirmó el ministro José Luis Ábalos.

Gabilondo, de 72 años, sufrió ayer después de horas de tensión una arritmia que le obligó a ingresar en el hospital y de la que se recupera bien, según fuentes socialistas. Ábalos reconoció que el candidato sabía «lo que tenía que hacer» tras los comicios y alabó que Gabilondo hubiera asumido la candidatura del partido en un momento «muy complicado» y sin tiempo para preparar la campaña.

Ábalos también se refirió a la dimisión del líder del PSOE en Madrid, José Manuel Franco, a quien agradeció su compromiso con el partido: «Es parte del equipo y seguirá siendo parte del equipo del PSOE». Negó de forma tajante que la dirección federal del partido hubiera pedido a Franco que presentara su dimisión como una forma de asumir su responsabilidad por los malos resultados electorales.

«Es imposible que se le haya pedido que se vaya, en absoluto», dijo Ábalos, quien añadió que en el PSOE se asumen las responsabilidades de forma colectiva «porque son compartidas» y remarcó el «afecto» y la «deuda contraída» que el PSOE tiene con Franco por su gestión en este tiempo.

El Ejecutivo sigue negando que el 4-M sea extrapolable al resto de España. El PSOE confía en que la recuperación económica dé la vuelta a la situación y algunos ministros opinan que «el PP no está a punto de volver a La Moncloa». El Gobierno y el PSOE aún están conmocionados. Esta vez no lo vieron venir. Nadie imaginó una derrota tan aplastante en una plaza muy difícil para la izquierda. De hecho, los datos internos, que han fallado estrepitosamente, les decían que había partido. Y nunca lo hubo. El bloque de la derecha le sacó 20 escaños al de la izquierda. Ahora más que nunca es evidente que el adelanto electoral es una opción muy remota y la coalición es la única posibilidad de gobierno real. «“Madrid vota diferente. Venimos de un éxito arrollador en Cataluña hace solo tres meses. En España se vota muy diferente en cada autonomía y en las generales también cambia el voto en las mismas zonas», insisten varios miembros del Ejecutivo.

Nadie se atreve a hablar de crisis de Gobierno, algo a lo que es muy reacio el presidente Pedro Sánchez, al menos de forma inminente. Pero algunos apuntan a que sería razonable pensar en cambios a medio plazo, antes del congreso del PSOE de octubre, para encarar la recuperación económica con un refuerzo político.

Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, la socialista Carmen Calvo, aseguró ayer que la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso se ha hecho «claramente» con el liderazgo del PP con un mensaje «muy, muy de derechas». Alertó de que Ayuso ha llegado a decir que no aceptaría «injerencias de Moncloa, que no lo serían porque se llaman competencias».

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