Diario de León

Gabriel Rufián, el declinar de la ‘estrella indepe’

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El problema no es Rufián, el problema es ERC, que se lo permite». En Junts están que se suben por las paredes con el portavoz republicano en el Congreso. Llamó «tarado» a Carles Puigdemont por declarar la independencia —es posible que no midiera del todo lo que dijo— y provocó un incendio que se le va a volver en contra, según apuntan sus adversarios, tanto en Junts como en los comunes. Es un político «amortizado», apuntan desde las otras dos formaciones políticas del scesionismo. «Lo sacrificarán» cuando ERC quiera formalizar su cambio de estrategia en Madrid en relación al Gobierno, señala un diputado postconvergente. «El personaje se ha comido al político», remata.

En Junts creen que Rufián no va por libre y sus salidas de tono, en especial sus dardos contra Carles Puigdemont, no son hechos aislados. Encajan, a juicio de los junteros, en una estrategia de ERC para atacarles o para defender sus posiciones. Y la apuesta republicana por el locuaz portavoz forma parte de la política, creen en Junts, de mano tendida con el Gobierno y del intento de frenar la llegada de la derecha al poder, que empezó con la moción de censura a Mariano Rajoy.

No es casualidad, señalan los de Puigdemont, que cada vez que Esquerra ha estado en dificultades, el delegado en Madrid haya salido al rescate con una declaración fuera de lugar para desviar la atención, la clásica cortina de humo. Así fue en plena huelga en la escuela contra el consejero de Educación, cuando se sacó de la manga lo de los «señoritos que se creían James Bond», en la votación por la ley del audiovisual, en la que el Gobierno dejó a ERC en fuera de juego y Rufián sorprendió atacando a Jaume Asens y pidiéndole que no vaya tanto a Waterloo, o el día que se aprobaba la ley del catalán, que algunos en el independentismo ven como una rendición pues reconoce al castellano como curricular, cuando llamó «tarado» a Puigdemont.

«Rufián es Rufián», admiten en su partido, como justificando su forma poco ortodoxa de hacer política. Le han tirado de las orejas, reconocen, porque empieza a ser un problema para la cohesión del Govern que lidera el republicano Pere Aragonès y porque en las bases más secesionistas causa malestar con tanto fuego amigo entre independentistas.

Dijo que sólo estaría 18 meses en el Congreso y que tras ese año y medio que se anunció que duraría el ‘procés’, dejaría su escaño para «regresar a la república catalana» Ahora, volverá a sus orígenes como candidato a la alcaldía de Santa Coloma de Gramanet.

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