Diario de León

El Gobierno abandona la estrategia de no confrontación y se lanza contra el PP

Casado se abre a apoyar el decreto de «nueva normalidad» pero la Moncloa considera que es un «postureo político»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Hacienda y Presupuestos, María Jesús Montero. JUANJO MARTÍN

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Hacienda y Presupuestos, María Jesús Montero. JUANJO MARTÍN

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El Gobierno cree que la disposición de Pablo Casado a llegar a pactos tras el levantamiento del estado de alarma es ficticia. Es más, cree que es un ejercicio de cinismo político con fines electorales en Euskadi y Galicia.

Esa fue la respuesta de la Moncloa a la apertura del líder del PP para llegar a un acuerdo sobre el decreto que regula la nueva normalidad y que se votará mañana en el Congreso. Un gesto al que el Gobierno dio la bienvenida pero que, a su entender, es insuficiente y no cambia nada.

La portavoz gubernamental abandonó el buenismo dialéctico hacia la oposición que había caraterizado sus intervenciones tras las reuniones del Consejo de Ministros en los últimos tres meses y recuperó el tono previo a la pandemia, el de la vieja normalidad. Lo hizo al mismo tiempo que Casado atemperaba su discurso, al menos por el momento, y se abría a llegar a un entendimiento en cuestiones sanitarias.

Para María Jesús Montero ese cambio de registro del líder de la oposición es «maquillaje electoral» o «postureo político» para exhibir «una apariencia de moderación» ante las elecciones del 12 de junio en el País Vasco y Galicia. Pero no es, añadió, un cambio de estrategia para estar con el Gobierno y hacer causa común contra las secuelas sociales y económicas de la crisis sanitaria.

La mejor prueba, en su opinión, de la falsedad de las intenciones de Casado es que el PP ha puesto en marcha una operación entre los socios de la Unión Europea para dificultar que España se beneficie de los 750.000 millones de euros del fondo de reconstrucción, de los que 140.000 corresponderían a España. Eso, subrayó Montero, es «gravísimo, inadmisible y no tiene precedentes».

Según la ministra, Casado y el PP «trabajan contra los intereses de España fuera de nuestras fronteras», han sembrado dudas sobre la competencia del Gobierno para gestionar esos fondos y pretenden que Bruselas condicione su entrega al cumplimiento de determinados requisitos. Una tesis que defienden los llamados países ‘frugales’, Austria, Holanda, Suecia y Dinamarca, que sostienen que los multimillonarios desembolsos se hagan en forma de créditos supeditados a recortes del gasto y reformas estructurales.

Ese comportamiento, a juicio de la Moncloa, invalida las palabras conciliadoras del líder de la oposición, que «el martes exhibe moderación y los miércoles (en el Congreso) se dedica al frentismo» contra Pedro Sánchez. La templanza de Casado, resumió la portavoz, es «un gesto para la galería» con fines electorales.

Pero tras la dureza verbal de Montero germinan las posibilidades de un entendimiento. Circunstrito, eso sí, al decreto de nueva normalidad, como ocurrió con el ingreso mínimo vital, que el PP respaldó en el Congreso después de amagar con la abstención.

Casado subordina su respaldo a que el Gobierno «se siente» para llegar a un acuerdo e incorporar «otras medidas» al texto durante su tramitación como proyecto de ley. La exministra Ana Pastor lleva la interlocución de los populares con el responsable de Sanidad, Salvador Illa.

El PP aspira a que algunas de las propuestas que ha planteado en la Comisión de Reconstrucción del Congreso en materia sanitaria sean tenidas en cuenta. Esas que en mayo englobó bajo el título Pacto Cajal y que apenas difieren de las conclusiones del Gobierno. Por lo tanto, un acuerdo de mínimos podría ser viable tras meses de confrontación y profundo distanciamiento que tuvo su expresión mas rotunda en el voto en contra de Casado al estado de alarma.

PACTOS POSIBLES

El PP plantea la creación de una agencia nacional para coordinar el sistema sanitario, un refuerzo de la atención primaria, una bolsa de profesionales que puedan desplazarse a zonas que necesiten ayuda en una pandemia, un plan de seguimiento para enfermos que hayan superado la Covid-19 y presenten secuelas, y otro para reducir las listas de espera, potenciar la telemedicina, una reserva estratégica de material para casos de alerta, la atención a los mayores en residencias o domicilios, ampliar el presupuesto en I+D+I y una financiación suficiente que contemple potenciar los recursos humanos y establecer una central de compras para abaratar la adquisición de material. Nada inasumible para el PSOE.

El pacto político sería bien recibido en las organizaciones territoriales del PP. En muchas de ellas, se confía en dejar atrás la fase de «crispación» y en proyectar la imagen de un partido «de Estado». Aunque algunos dirigentes aseguran no poder pronosticar si se trata de una estrategia que la dirección del partido sostendrá «en el tiempo» y creen que las elecciones, sobre todo las gallegas, han condicionado el cambio de tono.

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