Diario de León

El Gobierno deja solo a Pablo Iglesias en los ataques a periodistas y medios

Margarita Robles reprocha al vicepresidente su postura y avisa que el insulto «nunca es aceptable»

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La guerra abierta entre Pablo Iglesias y determinados periodistas y sus empresas va camino de provocar una grieta en el Gobierno de coalición. Los ataques del vicepresidente segundo, que el martes defendió «naturalizar la crítica y el insulto» a los profesionales de la información, no gustan en el Consejo de Ministros, pero nadie hasta ayer había dado el paso de desautorizarle en público.

Tres ministras socialistas, Carmen Calvo, Margarita Robles y Arancha González-Laya, marcaron distancias -con diferente intensidad- con Iglesias y reclamaron respeto a las medios y a los profesionales que trabajan en ellos. «Son el oxígeno de la democracia», aseveró la titular de Defensa.

En el Ejecutivo no están dispuestos a servirle de parapeto. Una postura que dejó clara la pasada semana la portavoz María Jesús Montero, que no sólo evitó respaldar a su compañero de gabinete, sino que dijo «no ser su intérprete». Pero también hacen equilibrios para que la polémica no desestabilice al Gobierno de coalición que, tal y como reconoció el propio presidente Pedro Sánchez, ha salido «soldado» de la gestión de la crisis sanitaria, aunque no todos en el PSOE piensen lo mismo,

Por el momento, el líder socialista echa balones fuera y evita valorar los señalamientos a la prensa de Iglesias y de otros miembros de Unidas Podemos. En Lisboa, tras reunirse con el primer ministro Antonio Costa, aseguró que él también a lo largo de su trayectoria política ha recibido críticas de todo tipo de los medios y «nunca» ha hecho «valoraciones sobre ello».

Ayer, tras su encuentro en la Moncloa con su homólogo italiano Giuseppe Conte, se reafirmó en que es preferible callar ante las críticas aunque aseveró que el Gobierno «defiende la libertad de prensa». «Si no hago valoraciones sobre mí, no las voy a hacer sobre nadie más», zanjó.

Aunque la ministra de Defensa siguió el camino marcado por Sánchez al asegurar que no valoraba «las opiniones de otros colegas», dijo «no compartir en absoluto» las palabras de Iglesias porque si bien «la crítica es sana, el insulto nunca es aceptable». Durante una visita a una unidad médica del Ejército del Aire, Robles defendió la necesidad de «construir una sociedad basada en el respeto, la tolerancia y, siempre, en tender puentes».

ES UNA Opinión personal

Para la vicepresidenta primera Carmen Calvo, las palabras del líder de Unidas Podemos reflejan su opinión personal y no la de «todo el Gobierno» que respeta a los medios de comunicación «tanto cuando son proclives como cuando no lo son».

En términos más suaves, se pronunció la ministra de Exteriores, para quien «la crítica es una cosa normal y propia de las democracias». Arancha González Laya defendió que la libertad de expresión se ejerza «con respeto hacia las personas», sea cual sea su opinión.

En el PP, mientras, redoblan la presión sobre Sánchez por su silencio. El principal partido de la oposición insiste en que «el que calla otorga» y apremia al jefe del Ejecutivo a tomar cartas en el asunto.

«Usar el Consejo de Ministros para atacar a la prensa y a la justicia es algo que en democracia no puede soportar», advirtió Pablo Casado, en un acto en Sebastián. En la misma línea, su vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, urgió a los barones del PSOE a «censurar la deriva» de Iglesias. Frente a las críticas, Unidas Podemos se refugio en el silencio. Su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, presentó una iniciativa parlamentaria para la regularización de los inmigrantes y evitó hasta en cinco ocasiones el debate sobre las palabras de Iglesias.

«Me quiero centrar en las medidas que presentamos hoy», se limitó a contestar.

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