Diario de León

El Gobierno espera que el cambio del PP sea «sincero» y tenga «continuidad»

Los populares niegan que hayan dado un giro en su estrategia y achacan a la cesión de Sánchez el acuerdo

Los candidatos a presidir el País Vasco y Galicia, Íñigo Urkullu y Alberto Núñez-Feijóo. JAVIER ETZEZARRETA/CABALAR

Los candidatos a presidir el País Vasco y Galicia, Íñigo Urkullu y Alberto Núñez-Feijóo. JAVIER ETZEZARRETA/CABALAR

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El Gobierno dio la «bienvenida» al PP al nuevo escenario político que se intuyó con su apoyo al decreto gubernamental de la nueva normalidad tras la finalización del estado de alarma. Pero la Moncloa quiere comprobar si ese viraje tiene «continuidad» en lo que resta de legislatura o es una treta al abrigo del «paréntesis electoral» abierto en Euskadi y Galicia.

El Gobierno no ahorró ayer en buenas palabras para «celebrar la nueva actitud» del PP. Admiten que puede ser un giro estratégico del principal partido de la oposición, fruto de «una profunda reflexión» una vez que ha constatado «el fracaso» de su intento de tumbar al Gobierno en plena pandemia. En la Moncloa, sin embargo, son escépticos y temen que el apoyo del pasado jueves al decreto que regula la vida cotidiana tras la fase más aguda de la crisis sanitaria sea flor de un día, y no el inicio de una nueva etapa de cooperación.

Para comprobar si sus temores son infundados y Pablo Casado tiene una voluntad «sincera» de colaborar, el PP, según los socialistas, debe superar dos pruebas. Retirar «el infame» informe, en palabras de la portavoz gubernamental, que envió a la Comisión Europea, en el que puso en duda que el Gobierno respete «los derechos democráticos» para condicionar la entrega de los 140.000 millones de euros de los fondos comunitarios de recuperación. El segundo test es el de las negociaciones en la comisión de reconstrucción para pactar unas conclusiones sobre las medidas sanitarias, sociales y económicas que se deben adoptar tras el brutal impacto de la Covid-19 en la sociedad y en el aparato productivo. El primero parece improbable, y el segundo aún tiene mucho recorrido por delante.

María Jesús Montero señaló tras el Consejo de Ministros extraordinario que aprobó el decreto de ampliación hasta septiembre de los Erte que por parte del Gobierno la disponibilidad a dialogar y pactar es «del cien por cien». Incluso abrió la puerta a una reunión entre Pedro Sánchez y el líder de la oposición, que no hablan desde la primera semana de mayo, un trato que es motivo de continuas quejas por parte del PP. Pero la portavoz no mostró un gran entusiasmo por esa cita. «Lo fundamental», subrayó, es que Casado haya llegado «al convencimiento» de que debe apostar por «la política útil», que tiene que comportarse como «una derecha moderada que hace aportaciones» y olvidarse del no a todo. Eso, añadió, debería ser «lo ordinario y habitual», y no que un acuerdo entre Gobierno y oposición sea «noticia».

Una cesión y un señuelo

La respuesta desde la orilla popular no se hizo esperar y su secretario general advirtió que de viraje estratégico, nada de nada, y que si respaldaron el decreto de nueva normalidad fue por el cambio de actitud de los socialistas al dialogar y aceptar «parte» de sus propuestas. Teodoro García-Egea señaló en un acto con alcaldes en la localidad malagueña de Fuengirola que los llamamientos del Gobierno a «la unidad y el diálogo» no son más que «un señuelo» de Sánchez para «maquillar su caótica gestión (de la pandemia) y tratar de eludir responsabilidades». Nada ha cambiado, vino a decir el número dos de Casado. El consenso en torno a la nueva normalidad, añadió, hay que leerlo en clave de cesión por parte del Gobierno después de meses en los que «siempre ha despreciado» los pactos de Estado que ha ofrecido Casado, y su única respuesta ha sido «el silencio».

Lo que sí dejó más claro el Ejecutivo es que su distanciamiento de Esquerra Republicana, uno de sus principales aliados, es ya inocultable. La Moncloa quiere «pensar» que los republicanos siguen en el bloque de la investidura porque, apuntó la portavoz, «no se entendería» que una fuerza que se reclama de izquierda no apoye unos Presupuestos como los que va a presentar el Gobierno por el hecho de que también los negocie con Ciudadanos. «Tendremos que escuchar otras posturas y habrá que hacer cesiones por todas las partes», anunció la ministra de Hacienda.

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