Diario de León

Guerra sin cuartel entre ERC y Puigdemont

Todos los grupos del Parlamento catalán dan la legislatura por agotada ante el divorcio de los dos socios de gobierno El presidente Sánchez mantiene la cita con Torra si continúa como ‘president’ de la Generalitat

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, en los pasillos del Parlamento de Cataluña, ayer, tras perder su escaño.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, en los pasillos del Parlamento de Cataluña, ayer, tras perder su escaño.

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JxCat y Esquerra viven en crisis continua. Incluso se han acostumbrado a ello. Pero nunca en los dos años de legislatura, desde las elecciones de diciembre de 2017, habían escenificado de una forma tan gráfica y rotunda una división que ya es ruptura.

Ocurrió ayer poco después de que Quim Torra tomara la palabra en el pleno del Parlament. Defendió su derecho a seguir como diputado y atacó al presidente de la Cámara, Roger Torrent, y a ERC. Los consejeros y diputados de JxCat se pusieron en pie y aplaudieron al presidente de la Generalitat. En cambio, la otra mitad del Ejecutivo, la integrada por los consejeros de Esquerra, y la bancada republicana permanecieron sentados en sus escaños.

La alianza siempre ha sido de mera conveniencia. Les unía la causa común de la independencia y en este legislatura la defensa de los presos. Ayer se rompió la confianza entre ambos, no disimularon el divorcio y actuaron no como socios sino como adversarios.

Un sentimiento recorrió el Parlament durante la larga sesión parlamentaria. Si Torra no decidió dar por finalizada la legislatura cuando tomó la palabra, fue porque hoy acuden a la Cámara catalana seis de los presos del procés a participar en una comisión sobre el 155. Sin embargo, ese era el tono de su discurso y hasta en algún momento hablaba en pretérito.

Torra amenazó a Esquerra con que si no recupera su escaño, se estará poniendo en riesgo la legislatura. Suya es la prerrogativa para convocar elecciones.

Todos los grupos dan por acabada la legislatura, pero a ninguno de los dos grupos que están en el Govern le viene bien el momento.

JxCat parte con una clara desventaja en las encuestas respecto a ERC y además sigue sin cerrar sus heridas internas sobre cómo integrar al PDeCAT. Además, carece de candidato. Carles Puigdemont podría repetir, aunque sería un brindis al sol por su situación procesal.

JxCat, no obstante, encontró el acicate que buscaba para tener vía libre a la convocatoria electoral. Torrent cerró el paso a Torra y por segunda vez actuó, a ojos de los posconvergentes, como un traidor de la causa secesionista, pues hace dos años impidió a Puigdemont ser investido presidente a distancia.

La formación de centro derecha soberanista cargó ayer con tal virulencia que solo puede explicarse que el periodo electoral está próximo. Esquerra, mientras, no es partidaria de elecciones de forma inmediata. Querría poder aprobar los Presupuestos de la Generalitat y que la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el Govern avance. Necesita tiempo para ‘vender’ entre su parroquia que su apuesta por el diálogo con Madrid y por un cierto pragmatismo, que se visualizó con el apoyo a la investidura de Sánchez, empiezan a dar frutos.

Puigdemont tiene el próximo 29 de febrero el primer acto de campaña con un mitin en Perpiñán (Francia). En realidad será el segundo si se cuenta lo que ayer ocurrió en la Cámara catalana y que JxCat aprovechó como carburante contra los republicanos.

Si las elecciones no se convocan de forma inmediata, porque JxCat y ERC acaban cerrando filas para tapar de manera momentánea todos las grietas que se han abierto en el barco del Govern, el horizonte electoral no puede ir más allá de la fecha en que el Supremo inhabilite a Quim Torra. Cuestión de meses.

El presidente de la Generalitat fue condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y está a la espera de que su pena de inhabilitación sea firme. En ese caso, los independentistas tendrán dos opciones: llamar a las urnas o buscar la investidura de un sustituto. Pero si no son capaces de acordar los presupuestos de la Cámara catalana, se antoja complicado que lleguen a un acuerdo para consensuar un nuevo presidente.

«La división» en el Govern es «insalvable», afirmó hoy el líder del PSC, Miquel Iceta.

«Esta legislatura agoniza», apuntaron los comunes, que pidieron a Torra que apruebe los presupuestos y se marche. Para Ciudadanos el dirigente nacionalista es «expresident Torra», y el PP censuró a los secesionistas que hayan acabado por convertir el ‘procés’ en una «lucha a navajazo limpio por el poder y la poltrona». «Canibalismo» político, sentenció el PP.

Pedro Sánchez mantiene su idea de reunirse con Quim Torra aunque haya sido despojado de su escaño. Esa pérdida, a juicio de la Moncloa, no implica que haya dejado de ser presidente de la Generalitat. «Cuando llegue el momento, el presidente del Gobierno se reunirá con quien en ese momento sea presidente de la Generalitat, con quien el Parlament haya determinado», explicó la hoy portavoz de la dirección del PSOE, Cristina Narbona.

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