Diario de León

La guerra entre JxCat y ERC condiciona el arranque de la mesa de los gobiernos

La Moncloa propone iniciar el diálogo entre las partes con un «diagnóstico del conflicto»

La vicepresidenta, Carmen Calvo y la ministra de Política Territorial, Carolina Darias.

La vicepresidenta, Carmen Calvo y la ministra de Política Territorial, Carolina Darias.

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La mesa de diálogo entre el Gobierno central y el catalán tiene fecha, el próximo miércoles, pero sigue en el aire la lista de participantes y el orden del día. La Moncloa cerró de inmediato su delegación: presidente, dos vicepresidentes y tres ministros. La parte catalana, en cambio, no se pone de acuerdo. La pugna electoral entre JxCat y ERC se ha metido de lleno en la mesa y el marcaje entre los dos socios independentistas es tan férreo que cualquier paso necesita arduas negociaciones.

Quim Torra propuso a la CUP y a las entidades de la sociedad civil que integraran la delegación catalana. Pero todas ellas han declinado la invitación. «Una cosa es que estemos en una fase previa de asesoramiento, de presión, y otra es que estemos en una mesa de gobierno a gobierno. No somos electos, no somos Govern», afirmó ayer la ANC. Torra y Aragonès encabezarán la delegación catalana, pero solo ellos dos tienen asegurada su presencia.

Se espera que acudan también las consejeras Meritxell Budó (Presidencia) y Ester Capella (Justicia) y otros dos consejeros, uno de cada partido, para que la mesa tenga seis integrantes por cada parte. El clima entre las dos formaciones independentistas es de enfrentamiento total. Solo así se entiende que ayer se filtraran unos audios en los que Budó, en 2017, afirmaba que JxCat gobernaba con el «enemigo» (ERC), mientras Miquel Buch (Interior) deseaba la imputación de Junqueras porque «se esconde por todas partes».

En relación al orden del día, la Moncloa, como ya hizo Pedro Sánchez el jueves, trató ayer de rebajar las expectativas. Lo del miércoles es la escenificación del inicio de un diálogo entre dos gobiernos, que Torra calificó como la «mesa de negociación del derecho a la autodeterminación» y que el Gobierno, en el documento que Sánchez entregó al dirigente nacionalista el 6 de febrero, define como «mesa de diálogo, negociación y acuerdo que tiene como objetivo buscar soluciones políticas que reflejen los intereses de una amplia mayoría de catalanes». El título que pone cada una de las partes al foro ya da una buena muestra de lo alejadas que están las posiciones.

El presidente del Gobierno abogó el jueves por empezar por los asuntos más fáciles de acordar y no por las conclusiones. La vicepresidenta Carmen Calvo insistió ayer en esta idea. Calvo propuso dar inicio al diálogo realizando una «reflexión de diagnóstico» sobre cómo se ha llegado a la situación actual en la crisis territorial, que la vicepresidenta situó en la recogida de firmas promovida por el PP contra el Estatuto catalán aprobado en 2006. «El día 26 inauguramos una etapa nueva, radicalmente diferente», dijo la vicepresidenta. «Ni el independentismo puede actuar de la manera como lo hizo ni el Gobierno puede estar en la desidia absoluta», señaló. Calvo volvió a cerrar la puerta a la figura de un mediador. Torra, en cualquier caso, ya ha dejado claro que desde el primer día reclamará un relator y pondrá sobre la mesa la autodeterminación y la amnistía de los presos.

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