Diario de León

«Hablaba mucho del diablo y de cosas raras, daba miedo»

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León

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La guarida de Yassine Kanjaa está en el casco antiguo, en una barriada de casas bajas y pequeños negocios. Un lugar tranquilo, de aceras empedradas y arriates con plantas y árboles en el corazón de Algeciras. En el número 10 hay una puerta roja entreabierta de la que pende una vieja cadena. Al otro lado, el inframundo. Una vivienda en ruinas de dos plantas que los okupas se han repartido en una suerte de corrala. Las paredes están desconchadas, enmohecidas, y la suciedad se acumula por todas partes. La policía registró durante la madrugada la zona de la casa que Mohamed compartía con Yassine Kanjaa. O más bien donde Yassine lo acogía. Ambos nacieron en el mismo pueblo, a 10 kilómetros de Tánger. Él llegó el martes a mediodía a Algeciras para tratarse de una discapacidad que sufre en su brazo derecho.

«Sólo lo veía fumar, comer y dormir» y también «rezar con el corán y con el móvil». Al parecer, no trabajaba. Ni él ni Aimar saben cómo se ganaba la vida.

Al principio la convivencia iba bien, según cuenta. Yassine Kanjaa era un chico normal con el que compartía alguna cerveza en la puerta de la casa. Hasta hace «dos o tres meses». Ahí empezó el cambio. «Empezamos a verlo raro últimamente. Todo el mundo hablaba de que no estaba bien de la cabeza», relata el joven. «Decía cosas que no tenían sentido. Aquí todos somos musulmanes, pero él hablaba cosas raras de Dios, del diablo y cosas así. Daba miedo».

Antes, cuenta Aimar, Yassine Kanjaa tomaba drogas, fumaba y se emborrachaba de vez en cuando. Pero se quitó «el tabaco, la bebida, todo», afirma el joven. «Cualquier cosa decía que estaba prohibida. Si te pelabas de una forma diferente, decía que estaba prohibido». Sus amigos, dejaron de ir a verlo tras el cambio. Se había convertido en un tipo huraño, solitario y con muy mal carácter. «Estaba loco, aunque yo no pensaba que podía hacer algo así, algo tan terrible», añade.

«Es su paranoia, su mente, pero es propio de un psicópata, un loco, pero no de un yihadista». Cuando se le pregunta si cambió físicamente, responde: «Sí, se dejó barba, pero no sé dónde quieres llegar con eso...».

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