Diario de León

El ‘icono’ en Cataluña de la Guardia Civil provoca el enfado de los Mossos

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M. SÁIZ-PARDO | MADRID

El Ministerio del Interior sabía que podía pasar y que podía ocurrir en el peor momento. Pero nadie, ni siquiera el máximo responsable del departamento, se ve con fuerzas de poner coto al general que en la actualidad tiene más ascendencia en la Guardia Civil y que casi se está convirtiendo en un icono, cuando no un ídolo, en el cuerpo.

Pedro Garrido, el jefe de la VII Zona de la Guardia Civil de Cataluña, la volvió a montar con un discurso de indiscutible contenido político —tan polémico como aplaudido en el cuerpo— durante la celebración del día la patrona de la Guardia Civil en la comandancia de Sant Andreu de la Barca, en Barcelona.

Garrido, a quien la pasada semana el propio Fernando Grande Marlaska condecoró con la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil a pesar de que ya llevaba varios ataques públicos al secesionismo que no fueron compartidos por el Ejecutivo de Sánchez, ayer no se mordió la lengua. Le dio igual que sea la vispera de la sentencia del juicio del ‘procés’ y que el Ministerio del Interior y los Mossos no hayan acabado todavía de cerrar los detalles del operativo policial ante las posibles protestas.

El general, en sus palabras ante sus agentes, pero también ante buena parte de la cúpula de Interior de la Generalitat y de los Mossos d’Esquadra, aseguró, entre otras muchas cosas, que la «revolución de las sonrisas» se ha tornado en «odio y mezquindad».

Sus expresiones fueron respondidas con la marcha airada del acto de los representantes del Gobierno y de la policía catalán, entre ellos el secretario general de la Conselleria de Interior, Brauli Duart; el director general de los Mossos d’Esquadra, Pere Ferrer, o el comisario jefe de la policía autonómica, Eduard Sallent.

TORRA SE LO DEJA A LA CALLE

Torra dejó ayer a en manos del Parlament y de la calle la respuesta a la sentencia. El presidente de la Generalitat descarta abrir las cárceles y pide una reacción basada en el derecho de autodeterminación.

La respuesta que dará el independentismo a una eventual sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a los líderes del ‘procés’ tendrá dos focos: la calle y el Parlamento autonómico.

En el primer escenario, la sociedad civil prepara tres días de movilizaciones con el objetivo de paralizar Cataluña y provocar una «crisis generalizada» en el Estado español. El presidente de la Generalitat llamó hoy a la movilización y a dar una respuesta social sobre la base de la «desobediencia civil». Las protestas arrancarán en cuanto se dé a conocer el fallo judicial. Está por ver si se producen disturbios y cuál es el nivel de participación en las movilizaciones.

La segunda pata de la reacción del independentismo tendrá lugar en la Cámara catalana. El jefe del Ejecutivo catalán lleva semanas deshojando la margarita. Aun así hoy empezó a dar algunas pistas sobre la reacción que tiene en mente. El Parlamento autonómico, dijo, deberá dar una respuesta basada en «la democracia, los derechos humanos y el derecho a la autodeterminación».

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