Diario de León

La indefinición y el calendario lastran el frente amplio al que aspira Yolanda Díaz

La iniciativa solo se sustenta por ahora en la imagen de la vicepresidenta y un discurso con argumentos naif

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. JUAN CARLOS HIDALGO

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. JUAN CARLOS HIDALGO

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Yolanda Díaz ha dejado ver algunas pinceladas más del proyecto político que tiene en la cabeza, pero son trazos tan imprecisos que impiden hacerse una idea global del cuadro. Esta indefinición ideológica, sumada a los diferentes ritmos de calendario —Unidas Podemos tiene prisa, y la vicepresidenta, ninguna— se han convertido en un lastre para el llamado frente amplio, que tres meses después de ser anunciado es una incógnita.

Se sabe que los partidos van a tener un papel secundario porque el protagonismo tiene que ser de «la gente», que quiere ser un proyecto transversal (no limitado a la «esquinita» a la izquierda del PSOE), y supere las históricas divisiones entre conservadores y progresistas para que se sienta identificados «todos y todas». Y poco más. Nada de nombres ni candidatos ni siglas ni programa. Estos son los mimbres que Yolanda Díaz ha dejado ver. Reconoce que son enunciados generales, pero está convencida de que se llenarán de contenido tras la «fase de escucha» en la que se encuentra y que multiplicará a partir de enero con actos públicos y reuniones discretas con actores políticos de todos los pelajes.

De momento, todo son expectativas sustentadas por la imagen y el liderazgo de la vicepresidenta segunda. Pero antes ya pasaron otros por ese momento dulce de la popularidad y el reconocimiento social. En su día, Albert Rivera, Inés Arrimadas, Rosa Díez, Julio Anguita o Íñigo Errejón disfrutaron de ese fervor popular en las encuestas pero que no lograron traducir en buenos resultados electorales.

«Quererme menos»

El histórico y fallecido líder de IU, frustrado por unas buenas notas que no se reflejaban en las urnas, llegó a decir «quererme menos y votarme más». Yolanda Díaz sabe que en política esto es así y relativiza su buena valoración. «Todo es coyuntural —suele decir— hoy te quieren y mañana, no» Defiende que «lo importante no es el quién, lo sustantivo es el qué vamos a hacer». Habla con la tranquilidad de la que se siente ligera de equipaje para irse a su casa si no le gusta lo que ve. Ha avisado de que no cuenten con ella si la «presionan» o si la gestación de la plataforma o frente amplio o como se llame se convierte en una lucha «de egos». El problema es que, por ahora, todo es etéreo, una indefinición colmada de bonitas palabras. Se pudo comprobar en el acto de Valencia, que reunió e 13 de noviembre a la flor y nata de las dirigentes de la izquierda con la exclusión de las líderes de Podemos, y que fue, en palabras de Díaz, «el comienzo de algo maravilloso». ¿Hay algo más vago que «algo»?

Esta falta de precisión ha puesto nervioso a Podemos, que espacia cada vez más sus muestras de adhesión a la causa. El recuerdo de Manuela Carmena todavía está fresco en su mente con la carga de frustración que conllevó la decisión de la entonces alcaldesa de Madrid de prescindir de los morados para desarrollar un proyecto al margen del corsé de los partidos. Díaz es su referente porque así lo decidió Pablo Iglesias, pero el entusiasmo mengua según pasan los días y la inconcreción persiste.

La exclusión de la cumbre de Valencia y la falta de respuesta a sus demandas han enfriado el fervor inicial. En Podemos, algunos se la ven venir, y temen que lejos de ser el partido «nodriza», como reclamó Monedero, se conviertan en uno más en la amalgama que pretende cimentar la vicepresidenta. Una suspicacia alimentada por la respuesta al emplazamiento de Iglesias, desde su tribuna de tertuliano, a su elegida para «cerrar pronto» los acuerdos. Petición que se ha topado con un «ya veremos». Hasta enero, dicen en el equipo de Díaz, no está para nadie porque está centrada en cerrar el acuerdo de la reforma laboral antes de fin de año. Todo lo contrario que Más País, que tras un frío recibimiento a la plataforma se ha vuelto receptivo. Errejón aplaude los últimos apuntes de la vicepresidenta. «Me gustan y van en una línea que es evidente porque España no se cambia con la izquierda, se cambia con el pueblo; y para cambiar nuestro país hace falta una mayoría amplia».

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