Diario de León

El independentismo se centra en responder a la sentencia para recuperar apoyos

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cristian reino | barcelona

De puertas afuera, nadie en el independentismo admite que el movimiento esté perdiendo fuelle, como pudo comprobarse el miércoles pasado con las cifras a la baja en la manifestación de la Diada. Estos días se han escuchado por parte de la dirigencia soberanista las excusas más inverosímiles, como culpar al sol o a los árboles de la menor asistencia o incluso se ha señalado al concejal de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, del PSC, de haber cocinado las cifras ofrecidas por la Guardia Urbana. En privado, sí se admiten errores organizativos, se reconoce el agotamiento y se carga contra la ANC, que ha declarado la guerra a los partidos.

Existe en los círculos secesionistas el temor a que el cansancio exhibido en la Diada pueda afectar a la respuesta unitaria que negocian JxCat, ERC, la ANC y Ómnium Cultural a la sentencia del Supremo contra los líderes del ‘procés’. Quedan entre dos o tres semanas para que se conozca el fallo y el secesionismo aún está a tiempo para el acuerdo. Y se aferra al impacto que producirá la decisión judicial en una parte de la sociedad catalana para volver a mostrar músculo en la calle. «La sentencia se prevé dura, el independentismo volverá a movilizarse; las cosas pueden cambiar de manera sustantiva», opina Salvador Cardús, sociólogo y exasesor de Artur Mas en el ya desaparecido consejo para la transición nacional hacia la independencia.

De momento, los diferentes actores del independentismo no han sido capaces de ponerse de acuerdo para pactar una respuesta, más allá de apelar a la unidad, a la desobediencia civil y avisar con un paro de país, como el del 3-O de 2017, de efectos imprevisibles si cada uno va por su cuenta. «Si no existen indicaciones, no hay un liderazgo y una estrategia clara de lo que hay que hacer, se pueden hacer acciones muy distintas al mismo tiempo», según Cardús. Se refiere a acciones descontroladas como la ocupación del aeropuerto, siguiendo el ejemplo de las protestas de Hong Kong que tanto gustan a Quim Torra, las vías del AVE, la AP7 o la frontera francesa. Respuestas contundentes que no necesitan de cientos de miles de personas para ser efectivas.

Las movilizaciones, por tanto, están aseguradas. Cuestión aparte es la reacción institucional. Ahí entran las diferencias entre los partidos y la guerra que libran JxCat y ERC por el poder. Cardús cree que Quim Torra buscará una respuesta contundente, a diferencia de los dirigentes de Esquerra, que no quieren traspasar la línea roja de la legalidad.

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