Diario de León

El independentismo saca músculo en la calle pero se queda lejos de colapsar Cataluña

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agencias | barcelona  

El independentismo volvió a exhibir ayer la fuerza que tiene en la calle pero no logró paralizar Cataluña en una jornada de manifestaciones multitudinarias y de huelga general en rechazo a la sentencia del Supremo contra los líderes del procés .  

Al finalizar la manifestación, los graves incidentes se volvieron a reproducir una jornada más. Al cierre de esta edición, la Policía Nacional detuvo al menos a diez personas por los disturbios a las puertas de la Jefatura de Via Laietana de Barcelona, donde grupos de radicales arrojaron objetos a los agentes que custodiaban el edificio, como piedras y petardos e incendiaron contenedores. Como consecuencia de estas acciones, dos policías resultaron heridos.  

Según informaron fuentes policiales, además de los ocho detenidos, la Policía también denunció a cuatro manifestantes en aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana, por lanzar objetos contra la policía.  

La Policía Nacional arrojó gases lacrimógenos y disparó pelotas de goma contra los manifestantes que estaban levantando barricadas y lanzando objetos contra la línea policial.  

Fuentes policiales confirmaron que se recurrió a ese material antidisturbios después de que no hubieran resultado efectivas las cargas con las que inicialmente se intentó dispersar a los manifestantes, que tras retroceder recuperaban sus posiciones para seguir atacando la línea policial.  

Lo de ayer fue como una gran movilización del 11-S, unida a un «paro de país» como el que se celebró el 3-O de 2017. Ni la violencia vivida estos días en las calles de Barcelona ni la profunda división que hay dentro del Gobierno de Quim Torra y entre los partidos fue óbice para que el independentismo realizara una nueva demostración de músculo. Eso sí, no fue tan potente como se esperaban desde las filas soberanistas que anunciaban el paro más importante en 40 años de democracia.  

Las movilizaciones fueron multitudinarias y la huelga tuvo una incidencia moderada, pero ni las manifestaciones fueron mayores que las de las Diadas ni el paro superó el del 3-O. Tras la suma de las cinco ‘marchas por la libertad’ y los manifestantes convocados por los sindicatos independentistas, el número de personas que salieron a la calle en Barcelona no superó la cifra de 500.000, cuando en la última Diada, la que registró menos afluencia desde 2012, la asistencia alcanzó las 600.000 personas. A simple vista, en cualquier caso, parecía que pudiera haber más. Los organizadores hablaron de 750.000 personas. Las previsiones, no obstante, apuntaban a una concentración de un millón de personas.  

Que no saliera ningún portavoz de la Generalitat para valorar la jornada ya da una muestra de que el resultado no fue el esperado. Las ‘marchas por la libertad’ dejaron imágenes espectaculares con miles de personas, pero el día acabó como el rosario de la aurora, con cientos de manifestantes en una batalla campal frente a la comisaría de la Policía Nacional en el centro de Barcelona. El fuego, las columnas de humo y las barricadas se dejaron ver mucho antes que los días anteriores, con el sol como rey del cielo.  

«Enhorabuena a las marchas por la libertad que han llenado el país», afirmó Quim Torra en un tuit. El presidente no hizo ninguna referencia a los disturbios de Vía Layetana.  

Contundencia  

El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, se dirigió ayer a los independentistas violentos para transmitirles un mensaje: «Vamos a aplicar el Código Penal con toda contundencia». Y les recordó que se enfrentan a penas de hasta 6 años de cárcel.  

Así de tajante se expresó Marlaska en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa tras la reunión del comité de seguimiento de lo que estaba sucediendo en Cataluña tras la sentencia del procés .

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