Diario de León

Iturgaiz plantea «aunar fuerzas» con Vox

Casado somete su proyecto a examen en el País Vasco tras la designación de Iturgaiz candidato a lehendakari

Alfonso Alonso recibe la ovació de sus compañeros al anunciar su renuncia.

Alfonso Alonso recibe la ovació de sus compañeros al anunciar su renuncia.

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Ni candidato ni proyecto heredados. El cabeza de cartel de los populares en el País Vasco lleva el sello de la dirección nacional, la coalición autonómica con Ciudadanos se ha negociado en las más altas instancias del partido y el discurso de Carlos Iturgaiz está en sintonía con el de Pablo Casado. Estos tres elementos confieren a los comicios del 5 de abril una relevancia aún mayor de la que ya tenían para la cúpula de los conservadores, que, tras cesar a Alfonso Alonso, asume, y así lo ven en las filas del PP, el éxito o fracaso del examen en las urnas.

El comité electoral de los populares procedió hoy a la designación de Iturgaiz como candidato de la coalición PP+Cs y, horas después, Alonso consumó, con su dimisión como presidente del partido en Euskadi, su marcha forzada. En la formación, sin embargo, no todos terminan de ver los beneficios del movimiento y anticipan que ha podido ser un error estratégico, incluso para la cúpula conservadora, si se cumplen los augurios de las encuestas.

El PP del País Vasco hace tiempo que rema con la corriente de los sondeos en contra. En el último mes, los pronósticos sobre el retroceso han sido más o menos pronunciados según el estudio que se leyera, y el de EITB de febrero llegó a contemplar la pérdida de hasta cuatro diputados. Una caída considerable si se tiene en cuenta que los populares tan sólo disponen de nueve representantes en el Parlamento autonómico.

Ahora, nada garantiza que la tendencia se vaya a revertir. Pero, además, si el mes pasado era Alonso quien se jugaba su continuidad en las urnas, esta vez se someten al escrutinio del electorado Iturgaiz y la alianza con Ciudadanos, un experimento visto en Génova como el primer paso de la refundición del centro derecha.

CAIGA QUIEN CAIGA

En las estructuras del PP, en distintos niveles, interpretan que la cúpula está dispuesta a priorizar su España Suma, caiga quien caiga. Una percepción que despierta cierta inquietud interna.

Pero, incluso con ese objetivo en el horizonte de integración, fusión o unión con Ciudadamos en las próximas elecciones generales, fuentes populares no tienen claro que este fuera el momento de ensayar la alianza. Esas mismas voces insisten en que si la factura de la operación se paga en las urnas, no será la mejor campaña de publicitaria para exportar la coalición a otros territorios.

El pacto, por otro lado, ha suscitado en el PP la duda de si la concurrencia con Ciudadanos puede ser una bombona de oxígeno para la formación liberal que aspira a presidir Inés Arrimadas.

El análisis compartido es que, a día de hoy, tras el hundimiento del 10 de noviembre y la dimisión de Albert Rivera, este partido está maltrecho y con serias dificultades para conseguir representación en parlamentos como el vasco o el gallego. De ahí el temor a que el acuerdo en Euskadi sirva de plataforma a Ciudadanos para entrar en la Cámara vasca y hacerse con una voz propia en un a comunidad en la que, hasta ahora, no ha logrado representación.

Una duda que creen razonable, aunque la mayoría reconozca la dificultad de anticipar escenarios.

DOS DISCURSOS

En Galicia no ha habido caso. Allí el músculo de Alberto Núñez Feijóo, su capacidad de aglutinar bajo las siglas PP a todo el centro derecha, ha servido para cerrar la puerta a una coalición con los liberales, a quienes tan sólo ofrece integrarse en sus listas. De poder reeditar la mayoría absoluta, cargos territoriales del partido entienden que Ciudadanos seguirá acusando el desgaste.

No hay nada escrito de antemano, sobre todo porque los sondeos dan poca holgura a los populares gallegos. Pero si ese es el resultado la noche del 5-A, es posible que el PP celebre en Galicia y lamente en el País Vasco. Y los discursos con los que los populares pasan el test de las elecciones difieren en el enfoque.

La transversalidad de Núñez Feijóo y el acento galleguista es lo que, según reconocen en el partido, le ha ubicado en una situación hegemónica. «Centro, moderación y los pies en el terreno», resume un veterano del PP.

Mientras, Iturgaiz sale a la arena con una óptica más parecida a la de la dirección nacional y alejada de la de Alonso. En su estreno, se propuso contribuir a «salvar a España de la que le viene encima», se refirió al Gobierno como «fasciocomunista» y buscó al votante de Vox con un gesto a Santiago Abascal, a quien definió como una persona «maravillosa».

«El proyecto del PP del País Vasco —concluyó— es el proyecto del PP nacional».

Dirigentes del partido, sin embargo, se preguntan si Iturgaiz no será visto como un candidato de otro tiempo y avisan de que los guiños a Vox pueden alimentar más a la extrema derecha que al PP. En este sentido, temen que esta orientación acentúe el declive.

Los barones del partido, mientras tanto, no hicieron leña del árbol caído en período preelectoral. Repartieron afectos entre Alonso e Iturgaiz . Incluido Núñez Feijóo, que el viernes salió en defensa del ya expresidente del PP vasco.

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