Diario de León

Junio comienza con una segunda ola de crímenes machistas tras la pandemia

Cuatro mujeres asesinadas en seis días a manos de sus parejas al acabar el estado de alarma

Concentración contra un crimen de violencia machista en un pueblo de Gerona. DAVID BORRAT

Concentración contra un crimen de violencia machista en un pueblo de Gerona. DAVID BORRAT

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Los maltratadores han perdido el control sobre sus parejas que les facilitó el año largo de estado de alarma decretado para combatir la pandemia. Prohibiciones de movimientos entre países, autonomías y provincias, entre ciudades y, en algunos momentos, hasta entre zonas de salud y toques de queda nocturnos. Pocas mujeres tuvieron en su mano decir ¡basta ya! o pudieron pedir ayuda, atrapadas en sus casas o en sus barrios. Pero, desde el 9 de mayo pasado, algo parecido a la normalidad ha comenzado en España, y las víctimas son más libres de volver a tomar decisiones para tratar de salir de su infierno y muchos asesinos machistas no están dispuestos a permitirlo.

El resultado son dos semanas negras, casi seguidas, que han inundado España de crímenes de género. Si entre el lunes 17 de mayo y el domingo 23 los maltratadores asesinaron a cinco mujeres y a un hijo de siete años, junio no ha comenzado por mejor camino. En sólo cuatro días, del martes de la semana pasada a este domingo, ya son cuatro las víctimas mortales de la violencia machista.

Los dos últimas, asesinadas ayer. Otra hoja de calendario teñida de rojo. Poco después de la medianoche del sábado. Sobre las 0:10 horas, varios vecinos de Roquetas de Mar llamaban al teléfono de emergencias para avisar de que un hombre estaba tratando de matar a una joven en una céntrica calle de la localidad turística de la costa almeriense.

Al parecer, la había golpeado en la cabeza con una piedra. Cuando llegaron al lugar los sanitarios y la policía, una mujer de menos de 30 años estaba muerta en el suelo de la calle Pintor Rosales y su agresor había huido.

El juzgado instructor decretó el secreto de las investigaciones, que no obstante han tomado el muy probable derrotero del crimen machista.

Unas 14 horas después y a más de 600 kilómetros, en Somosaguas, un conjunto de urbanizaciones de gran lujo ubicadas en la madrileña población de Pozuelo de Alarcón, un piloto jubilado, de 66 años, quitaba la vida con un disparo de escopeta en el pecho a su expareja, una mujer de 59 años de la que estaba divorciado y con la que acaba de mantener una muy tensa discusión. Minutos después se suicidó de una balazo en la cabeza con la misma arma, que fue localizada por la Guardia Civil junto a su cuerpo, en el jardín del chalé. El aviso lo dieron los guardas de seguridad de la urbanización, alarmados por lo que les parecieron dos tiros en el interior de una de las propiedades.

Estas dos asesinadas se unieron en los primeros días de ese mes a la triste lista inaugurada por una mujer letona de 48 años el 2 de junio, acuchillada por su pareja en Porqueres (Gerona), y por una joven hispanoitaliana de 21 años, a la que su pareja sentimental, un marroquí de 26 años, le habría empujado desde el balcón de la habitación del cuarto piso de un hotel de Ibiza en el que el 3 de junio pasaban unos días de vacaciones.

Reunión de urgencia

Estas dos olas de crímenes machistas, que han obligado a reunirse a todos los firmantes del Pacto de Estado contra la Violencia de Género para descubrir fallos en la protección de la víctimas y para prometer que dictarán nuevas medidas para subsanarlos a la máxima urgencia, tienen un claro inicio. El 9 de mayo, domingo, día en el que concluyó el estado de alarma por la pandemia que se declaró a mediados de marzo de 2020, más de un año antes, fue el punto de inflexión.

Ese día fue cuando un vecino de Sagunto asesinó a cuchilladas a Soledad, su expareja. Sole, como la conocían todos en la población valenciana, estaba en trámites de divorcio, había logrado que el juez dictase una orden de alejamiento contra su verdugo y solo dos días antes había acudido al ayuntamiento para exponer su difícil situación y pedir ayuda. No obstante, como reconoció la propia ministra de Igualdad, los poderes públicos la fallaron. «Hemos fallado. Hemos llegado tarde», se disculpó Irene Lozano.

Hasta esa fecha, en los primeros cuatro meses del año, el número de asesinadas por su parejas o exparejas era de ocho, una de las cifras más bajas para ese cuatrimestre de toda la serie histórica. En menos de un mes, del 9 de mayo al 6 de junio, con la vuelta de casi normalidad, los depredadores machistas han matado a once mujeres en España. La víctima del chalé de Somosaguas hace ya el número 19 de las fallecidas a manos de sus parejas desde el 1 de enero pasado. Es la víctima 1.097 desde que, en 2003, comenzó a llevarse una cuenta oficial de esta lacra.

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