Diario de León

La lava de La Palma engulle 120 casas en su camino al mar y fuerza la evacuación masiva

La erupción «durará meses», según los expertos Sánchez promete ayuda para la reconstrucción y para las familias

Varias personas observan la actividad de la erupción desde Tajuya, en El Paso. RAMÓN DE LA ROCHA

Varias personas observan la actividad de la erupción desde Tajuya, en El Paso. RAMÓN DE LA ROCHA

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Los vecinos de los núcleos más cercanos al nuevo volcán que emergió este domingo en Cabeza de Vaca, en La Palma, han pasado de la expectación que genera un espectáculo natural de semejantes proporciones a la desolación de contemplar cómo la lava sepulta «el trabajo de toda una vida». Desde Tajuya, en El Paso, se observa claramente la erupción y cómo corre la lava por una ladera que está siendo transformada por el material volcánico que no para de emerger por el cono del volcán.

Pero, sobre todo, se oye un rugido enorme, «como si de un batallón de aviones de combate se tratara», afirma una vecino del pueblo. Lo que para unos representa una experiencia única, para otros se está convirtiendo en una pesadilla, una tragedia personal, porque han perdido sus propiedades o tienen la certeza de que van a perderlas. No hay nada que pueda frenar el avance de la lava.

Desireé es una vecina de Todoque, el barrio al que se dirige la colada y teme el daño que pueda sufrir su vivienda. Ella es de las que mira con desagrado al volcán. Le molesta el estruendo, no le ha dejado dormir en toda la noche. Lo de menos es el ruido. Desirée pudo poner a salvo a sus animales el domingo, pero tiene miedo por su casa, porque sabe que «cientos» de viviendas —120 según los últimos datos— han sido arrasadas, junto a cultivos de patatas, plátanos y viñedos. «Es mi casa de toda la vida. Esto no es nada fácil», continúa.

Lo que deja el volcán
Los vecinos, desolados, contemplan cómo queda sepultado «el trabajo de toda una vida»

Algunos vecinos desalojados se encuentran en la plaza de la ermita de San Martín de Porres, que se ha convertido en un mirador privilegiado del volcán, pero no quieren hablar y esperan angustiados noticias sobre si sus propiedades se han visto afectadas. La mayoría ha encontrado acomodo en casas de parientes y amigos, porque «aquí todo el mundo se conoce y se ayuda». Arantxa vive en una zona agrícola de Los Llanos de Aridane y, aunque no la han evacuado, está nerviosa, «con la maleta preparada». Está muy preocupada, porque la lava sepulta campos y casas. «Se carga fincas enteras» y muchas de esas casas son de «autoconstrucción» y buena parte no tienen seguro. Si bien reconoce que las administraciones públicas hacen lo que pueden, «no hay fórmulas mágicas», recuerda.

La erupción «durará meses», según el experto en sismología volcánica Jesús Ibáñez, quien advierte del peligro de los gases. «Una erupción no es un incendio o una inundación que la gente puede regresar a sus casas en días», señaló. Más de 5.500 personas han sido desalojadas de sus hogares en los municipios más afectados, El Paso, Tazacorte y Los Llanos de Aridane.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó a los evacuados y aseguró que «toda España está con La Palma», al tiempo que garantizó el «compromiso total, absoluto y rotundo» con la reconstrucción de todos los daños que provoque el volcán.

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