Diario de León

El presidente español pide estabilidad jurídica para los empresarios que invierten en el país

Lula elogia el apoyo de Zapatero y González y obvia la etapa de Aznar

Brasil y España se comprometen a trabajar juntos por la legalidad internacional

Rodríguez Zapatero conversa con Lula da Silva durante la conferencia de prensa en Brasilia

Rodríguez Zapatero conversa con Lula da Silva durante la conferencia de prensa en Brasilia

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Ramón Gorriarán - brasilia
León

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José Luis Rodríguez Zapatero y Luiz Inazio Lula da Silva hicieron ayer una firme apuesta por que España y Brasil trabajen juntas en el concierto mundial a favor del multilateralismo, por la reforma del sistema de Naciones Unidas y para fomentar el respeto al derecho internacional. El jefe del Ejecutivo español aprovechó la firma en Brasilia del protocolo que consolida el acuerdo de asociación estratégica entre los dos países para reclamar más seguridad jurídica para las inversiones españolas en el país latinoamericano. El jefe del Estado brasileño, a su vez, rindió tributo a la cooperación de España con su nación e hizo mención especial a la labor de Felipe González y el propio Rodríguez Zapatero, con un clamoroso silencio sobre la gestión de José María Aznar. La vertiente económica y política protagonizó la visita de Rodríguez Zapatero a Brasil, donde firmó La declaración de Brasilia para la consolidación de la asociación estratégica entre España y Brasil . En la ceremonia, celebrada en el palacio de Planalto, sede de la Presidencia, el presidente español no regateó elogios a Brasil - «un gran país con liderazgo creciente en el ámbito iberoamericano y proyección en África y Asia» -ni a Lula, «un gran presidente que ha marcado una etapa en la lucha contra el hambre». El presidente del Gobierno defendió la cooperación «creciente, creativa y estrecha» entre Brasil y España en todos los ámbitos políticos internacionales. Descendió, no obstante, al plano bilateral para explicar que además de las fuertes inversiones españolas en este país, hay «más empresas dispuestas» a jugarse su dinero en Brasil. Este flujo económico, añadió, recibiría un impulso definitivo «si creamos las condiciones para un adecuado marco jurídico». La incertidumbre jurídica es una de las principales quejas de los empresarios españoles que temen que las condiciones en que deciden sus inversiones se vean alteradas por los avatares de la política doméstica. El presidente brasileño no recogió el guante lanzado por Rodríguez Zapatero sobre mayor seguridad jurídica para las empresas y prefirió echar flores sobre España, «una potencia emergente con voz propia en la comunidad de naciones». Reafirmó la voluntad para que los dos países «trabajemos juntos en búsqueda de respuestas a una realidad internacional marcada por las asimetrías económicas», ya que España ha sido «un aliado desde la primera hora en la lucha contra la miseria y la pobreza extrema». Se mostró convencido de que «España será un socio para convencer a otros países para que el combate a la miseria sea una realidad».

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