Diario de León

Madrid vota hoy con Ayuso como favorita tras una campaña tensa y pocas propuestas

El PSOE ha ido cayendo en intención de voto pero no da por imposible la alternativa de gobierno con Más Madrid y UP

Ayuso, en su visita al Centro de Procesamiento y Difusión de Datos en Ifema para las elecciones. DL

Ayuso, en su visita al Centro de Procesamiento y Difusión de Datos en Ifema para las elecciones. DL

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Los buenos augurios para Isabel Díaz Ayuso, que puede llegar a doblar los 30 diputados actuales, han insuflado oxígeno en el PP. Los conservadores confían en obtener hoy una rotunda victoria que les permita seguir presidiendo la Comunidad de Madrid otros dos años más, tras 26 años de gobierno consecutivos, y que sirva a su líder de trampolín hacia la Moncloa. «Empieza la cuenta atrás de Pedro Sánchez. Tictac, tictac», se escuchó este fin de semana en un mitin en Majadahonda.

En la dirección popular consideran que una victoria contundente de la presidenta madrileña, como pronostican todas las encuestas, salvo el CIS, servirá para que Casado consiga, por fin, apuntalar su liderazgo y encauzar su proyecto de reunificación del centroderecha. El ‘efecto Ayuso’ ha conseguido en tiempo récord recuperar una parte significativa de los votantes descontentos que se marcharon a Cs y a Vox huyendo de la ‘derechita cobarde’ y de los escándalos de corrupción que sacudían al PP, y que motivaron la moción de censura que descabalgó a Mariano Rajoy del Gobierno.

La estrategia electoral de la dirigente madrileña ha pivotado en torno a la defensa de la libertad y su contraposición con el socialismo y el comunismo, personificados en Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que han sido blanco de sus críticas durante toda la campaña. «Ayuso sabe defender sin complejos todos los principios y los valores el centro y la derecha y demostrar que eso es lo que tenemos que hacer para llegar al Gobierno de la nación», afirmó hace una semana Esperanza Aguirre, que en 2011 consiguió la última mayoría absoluta en Madrid para el PP.

Aunque repetir ese resultado es hoy una quimera, la presidenta regional confía en obtener en las urnas un número holgado de escaños que le permita gobernar «en libertad», como lleva repitiendo toda la contienda, con el apoyo externo de Vox, si Cs, como parece, se queda fuera del Parlamento autonómico. En la Puerta del Sol creen que el partido ultraderechista no querrá asumir carteras pero serán los resultados los que marquen hasta dónde está dispuesto a llegar Santiago Abascal si consigue tener una posición que condicione el futuro Ejecutivo madrileño.

En las elecciones de 2019, Ayuso era una completa desconocida, incluso para la mayoría de simpatizantes de su partido, pero hoy es una marca por sí misma. Poco importa que en dos años de mandato solo haya sido capaz de sacar adelante dos proyectos de ley. o que la oposición le eche en cara un día sí y otro también que su Gobierno aprobase un protocolo para prohibir la derivación a hospitales de ancianos residentes en geriátricos. En apenas un año, y gracias a la estrategia comunicativa diseñada por Miguel Angel Rodríguez, la candidata del PP se ha ido forjando una imagen en contraposición a Sánchez que le ha hecho ganar personalidad y peso mediático.

En el PSOE, ganador de los comicios de 2019, no se llaman a engaño. Han llegado al final de la campaña peor de lo que esperaban. No ya porque su posibilidades de sumar una alternativa al Gobierno de la dirigente popular sean menores sino porque, además, han visto cómo su clara hegemonía en el bloque de la izquierda se desdibujaba. La situación no es tan dramática como para prever el sorpaso de Más Madrid, la formación impulsada en 2019 por Iñigo Errejón y Manuela Carmena, pero la candidata de este partido, Mónica García, se ha destapado como la auténtica revelación entre las fuerzas progresistas y ha sido capaz de recoger buena parte del voto socialista.

En Ferraz se niegan, aun así, a darlo todo por perdido. Los datos que maneja la dirección del partido apuntan a que la sorpresa aún es posible si hay una participación más elevada de lo calculado en la zona sur de Madrid. Sus esperanzas están puestas, en el peor de los casos, en un empate entre bloques, 68 a 68 escaños, que obligue a repetir los comicios. Pero aseguran que no hay que descartar que PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos, alcancen los 69 de la mayoría absoluta. Un escenario que lo cambiaría todo.

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La inseguridad con la que los socialistas se han enfrentado a estas elecciones inesperadas ha sido, en todo caso, palmaria a lo largo del último mes y medio. Iván Redondo, el jefe de gabinete de Pedro Sánchez en la Moncloa, venía de pilotar con éxito la campaña del exministro de Sanidad, Salvador Illa, en Cataluña y Sánchez optó por volver a poner en sus manos la estrategia electoral, relegando tanto a la dirección del PSM como a la del propio PSOE. Pero esta vez, pinchó en hueso y el vértigo se ha evidenciado en continuos bandazos: el guion monclovita ha llevado al candidato Angel Gabilondo de asegurar que no habría gobierno «con este Iglesias» para intentar atraer a los votantes de Ciudadanos a llamar a la unidad de acción de la izquierda y referirse al líder de Podemos como «querido Pablo».

El mayor síntoma del pesimismo socialista es el papel del presidente del Gobierno. Si en las primeras semanas de la campaña asumió un enorme protagonismo entrando en la confrontación directa con Ayuso, en las últimas ha adoptado un rol secundario. Ahora en el PSOE defienden que «la situación de Madrid no es extrapolable a ninguna parte» y piden esperar a los resultados antes de «especular» con lecturas nacionales.

Las cosas tampoco pintan mucho mejor para Pablo Iglesias. A estas alturas puede darse casi por seguro que ha evitado la desaparición de UP, algo que no estaba garantizado cuando Díaz Ayuso convocó las elecciones, pero todo apunta a que la suya será la fuerza con menor número de diputados en la Asamblea; una magra recompensa después de haber sacrificado su puesto como vicepresidente en el Gobierno de España.

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