Diario de León

Marruecos zanja la ‘guerra’ con España

Rabat retoma la organización de la Reunión de Alto Nivel con España Será el primer cometido de la embajadora del reino alauí, que regresará a Madrid esta semana una vez superada la crisis diplomática de la avalancha de refugiados

Un grupo de periodistas sigue la declaración del rey de Marruecos en una de las salas del Parlamento, en Rabat. MOHAMED SIALI

Un grupo de periodistas sigue la declaración del rey de Marruecos en una de las salas del Parlamento, en Rabat. MOHAMED SIALI

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Mateo Balín
León

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El pasado 20 de mayo, dos días después de que la embajadora marroquí en España, Karima Benyaich, fuera llamada a consultas a Rabat por la crisis diplomática entre ambos países provocada por la entrada en avalancha de migrantes en Ceuta, la mayor parte de ellos menores alentados por su país, el ministro de Exteriores del reino alauí, Naser Burita, aseguró en una improvisada rueda de prensa que Benyaich «no regresará a Madrid mientras dure la crisis, y la crisis durará mientras continúe su verdadera causa», dijo en referencia a la presencia del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en España.

Ese momento ha llegado. Todo apunta a que esta semana Benyaich retomará su puesto, dejando atrás un desencuentro que dejó una imagen para la posteridad: la llegada masiva de unas 10.000 personas a la playa de El Tarajal, en Ceuta.

Marruecos entendió como una «traición» por parte de España el permitir la entrada de Gali, con identidad falsa, para tratarse en Logroño de coronavirus el 18 de abril. Tras una escalada de reproches, un mes después se produjo lo que llegó a calificarse de «invasión» a Ceuta.

El asunto clave

La cumbre Madrid-Rabat abordará la gestión de la inmigración irregular

La llamada de la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, para pedir explicaciones de lo sucedido a la embajadora marroquí no hizo más que elevar la tensión. Y, al día siguiente, Benyaich fue llamada a consultas.

En ese momento se inició una silenciada labor diplomática para recuperar relaciones con «un socio estratégico», según Pedro Sánchez, que se prolongó casi tres meses.

«Es verdad que nuestras relaciones con España han pasado últimamente por una crisis inédita que ha sacudido la confianza mutua y ha planteado numerosas interrogantes sobre su destino. Sin embargo, hemos trabajado con la parte española en un clima de total sosiego, transparencia y responsabilidad». Con estas palabras se dio por cerrada la crisis por parte de Mohamed VI hace diez días. Y a esas palabras respondió un día después el presidente del Gobierno: «Somos países aliados, vecinos y hermanos. Si priman la confianza, el respeto y la colaboración entre los dos países será posible construir una relación sobre bases mucho más sólidas que las que hemos tenido hasta ahora».

Borrón y cuenta nueva

Sin Gali en España, sin González Laya en el Gobierno —Rabat entendió su salida como un gesto de distensión— y el retorno de los menores desde Ceuta a Marruecos en vía de solución, el primer encargo de Mohamed VI a Karima Benyaich en su regreso a Madrid será la organización de la Reunión de Alto Nivel entre los dos países, prevista inicialmente para diciembre de 2020 pero que quedó aplazada oficialmente por la pandemia. Extraoficialmente, por el apoyo público de Pablo Iglesias —a quien se había dejado fuera de la delegación gubernamental— a la autodeterminación del Sahara Occidental poco después de que el presidente saliente de EE UU, Donald Trump, reconociera la soberanía marroquí. Rabat, es bien conocido, no tolera ninguna crítica sobre este asunto.

La visita fundamental

Albares dice que Marruecos «es una prioridad para cualquier ministro de Exteriores»

Entonces, se fijó febrero de 2021 como nueva fecha. Pero el encuentro bilateral nunca se produjo. «A todo lo que hacen Marruecos y España siempre se va a buscar interpretaciones y no hay que hacer interpretaciones», justificó la representante marroquí en España tras el aplazamiento de una cumbre en la que no estaba confirmado que Mohamed VI fuera a recibir a Sánchez. Ahora que se retoma aún está por ver.

Las palabras conciliadoras de Benyaich de aquellos días chocaron con las que pronunció el primer ministro de Marruecos, Saadeddine al Othmani, el 20 de diciembre: «Llegará el día en que se reabrirá el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara». El Gobierno convocó de urgencia a la embajadora para pedirle aclaraciones al respecto.

La prioridad del ministro

Pero, una vez hecho borrón y cuenta nueva, ahora se abre, en palabras del rey alauí, «una nueva etapa inédita en las relaciones entre los dos países», que tendrá su escenificación en la Reunión de Alto Nivel, en la que figurarán sobre la mesa asuntos como la gestión de la inmigración irregular, el refuerzo de las relaciones económicas, la presencia de las empresas de ambos lados del Estrecho o la transición ecológica.

Con anterioridad a la cumbre bilateral, no obstante, se espera que José Manuel Albares visite Marruecos. «Es una prioridad para cualquier ministro de Exteriores», sostiene el nuevo titular de la cartera.

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