Diario de León

Pedro Sánchez se encomienda a la «voluble» Esquerra en Cataluña

Arriesga con los indultos para alargar la legislatura con la idea de que Aragonès recoja el guante

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Pedro Sánchez negó la mayor el pasado miércoles. «El Gobierno tomará una decisión en conciencia a favor de la convivencia de todos los españoles y le puedo asegurar que tomaría la misma decisión que si tuviera 300 escaños», le dijo a Pablo Casado. En la dirección del PSOE, sin embargo, no niegan que tras la decisión de conceder el indulto a los doce dirigentes independentistas condenados por su actuación en los acontecimientos vividos en otoño de 2017 hay tanta virtud como necesidad.

«Si no lo hacemos, se acabó la legislatura», reconocen; «no podríamos sacar nada adelante en el Congreso». Esa cruda realidad, que obliga a buena parte del partido a comulgar sin entusiasmo con el paso que se dispone a dar el Ejecutivo, se entremezcla con otra convicción ampliamente extendida: «Allí (en Cataluña) hace falta esto», dicen. La afirmación tiene sustento en las encuestas de los dos principales diarios catalanes, que apuntaban que el 61% y el 72% de los ciudadanos, respectivamente, están a favor de la medida. Incluso seis de cada diez votantes no independentistas la veían adecuada.

El problema es que los socialistas son plenamente conscientes de que en buena parte del resto de España, con algunas excepciones en el País Vasco, en la Comunidad Valenciana o en Baleares, el gesto levanta ampollas, que no son pocos los dirigentes que reconocen que, personalmente, el plato les resulta «difícil de digerir» o incluso «traumático» y, sobre todo, que hasta los más proclives al perdón, los que argumentan que es «coherente con la tradición socialista» eso de «arriesgar por una causa superior» aun a sabiendas de que tendrá coste electoral, admiten que la cosa puede salir muy mal si Esquerra, una formación que definen como «muy voluble», se acobarda.

En la dirección del PSC, sin embargo, se muestran optimistas. Defienden que, aunque se mantenga en la retórica de «autodeterminación y amnistía» y haya optado por pactar con Junts per Catalunya y la CUP, el flamante presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha dado señales de estar dispuesto a canalizar el conflicto por la vía del acuerdo. Aducen, además, que hay que entender que no se puede pedir que de la noche a la mañana el independentismo entone el ‘mea culpa’ y restan importancia al hecho de que, como volvió a hacer Jordi Cuixart el viernes, los condenados insistan en que lo volverían a hacer.

«Cuando dicen que lo volverán a hacer —alega un destacado socialista catalán— quieren decir que seguirán luchando por la independencia; no creo que quieran decir que volverían a ir a la cárcel, que es lo que pasaría si volviesen a cometer un delito».

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