Diario de León

Pedro Sánchez se resiste a caer en el escenario impuesto por PP y Podemos

El líder del PSOE asegura que «la agenda la marco yo, y ya veremos con quién hablo».

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

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p. de las heras | madrid
León

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Se pondrá a negociar con el resto de grupos parlamentarios tarde o temprano para tratar de formar un Gobierno, pero Pedro Sánchez lanzó ayer un mismo mensaje tanto a Mariano Rajoy como a Pablo Iglesias. «La agenda la marco yo, y ya veremos con quién hablo y con quién no y bajo qué circunstancias o condiciones», dijo. El secretario general del PSOE rechaza la idea general de que ahora la pelota está en su tejado. Sigue pensando que, de acuerdo con el protocolo y los usos constitucionales, en tanto el rey no haga un encargo directo a otra persona, es el líder de la fuerza más votada quien tiene la obligación de dejarse la piel en el intento de proporcionar al país un Ejecutivo estable y que, si no es capaz, ha de renunciar sin subterfugios.

Ese escenario no se ha dado. El presidente del Gobierno en funciones declinó el viernes ante don Felipe la encomienda de formar Gobierno, pero lo hizo con el argumento de que, «en este momento», no está «en condiciones» de afrontarla. Su ‘no’ llevó al Jefe del Estado a convocar otra ronda de consultas con los representantes de los partidos a partir del miércoles. Y, de inmediato, la presión recayó sobre el PSOE. Es exactamente lo que pretendía el líder del PP, sobre todo, después de que Pablo Iglesias pusiera sobre la mesa la oferta envenenada de un ejecutivo de coalición entre socialistas, Podemos e IU. Uno y otro saben que la formación de Sánchez tendría dificultades para digerir ese acuerdo y que tanto un ‘sí’ como un ‘no’ podrían pasarle factura.

El líder del PSOE está convencido, sin embargo, de poder zafarse de esa encerrona y ayer se puso a ello. Primero, y cuando todo el mundo esperaba que llamara a Pablo Iglesias –había quedado en hacerlo durante el fin de semana-, descolgó el teléfono para ponerse en contacto con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Con ello, mandó una señal clara e incómoda a quienes 24 horas antes creían haberle arrojado a los leones con la intención de repartirse las ganancias (el PP y Podemos serían, supuestamente, los beneficiarios de una repetición de elecciones) y les advirtió de que tiene más cartas que jugar de las que ellos pretenden.

Es cierto que hoy por hoy un acuerdo con Ciudadanos parece difícil, entre otras cosas, porque su apoyo sin más no bastaría para que el PSOE pueda formar Gobierno.

Lo que intentó trasladar ayer el líder del PSOE es que se niega a bailar al son que le marquen los demás «desde el chantaje y anteponiendo los intereses de partido a los intereses de los ciudadanos». «Nosotros -dicen en su entorno- no vamos a caer en la ansiedad».

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