Diario de León

Pedro Sánchez ve saltar por los aires un PSOE unido frente al desafío electoral

Page irrita a Ferraz al cuestionar los ataques a Feijóo y la dependencia de Podemos, Bildu y ERC

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

No hace ni tres días que Pedro Sánchez reunió a sus barones en Zaragoza para ofrecer una imagen de unidad impensable hace cinco años. El encuentro pretendía dar «el banderazo de salida», en palabras del presidente aragonés, Javier Lambán, a la carrera electoral para los comicios del 28 de mayo. Una cita que la dirección del PSOE ve como una oportunidad para revertir el clima de fin de ciclo instalado tras la andaluzas de junio y diluir el ‘efecto Feijóo’. Pero el globo se pinchó ayer.

En Ferraz aún se felicitaban de que el habitualmente crítico Lambán se hubiera contentado con hacer el sábado una alusión a la necesidad de no olvidar el artículo 2 de la Constitución, el de la unidad de España, en medio de un discurso por lo demás elogioso con la gestión del Gobierno y del «compañero Sánchez» —lo ha hecho bien y va a tener a todo el partido detrás, dijo incluso—, cuando se desayunaron con una cruda entrevista en ‘El Mundo’ al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Dinamita pura.

Page no sólo se despachó contra la estrategia que, desde que comenzó el nuevo curso político, viene desplegando Sánchez contra el líder de la oposición en un intento de desmontar su imagen de solidez y moderación. «Ni comparto el apelativo de insolvente, ni creo que sea acertado», adujo. Además, sobre todo, expresó su temor a ir a las elecciones con el mensaje de que el PSOE se apoyará en los mismos aliados —Podemos, ERC, Bildu— para gobernar tras las generales de 2023. «Si seguimos con las mismas compañías es evidente que va a haber un castigo. Cuando se fue Pablo Iglesias reconoció que concentraba mucho rechazo social. Esa nube de rechazo —avisó— no se ha diluido, se está desplazando».

En la dirección del PSOE sostienen que la actitud del presidente castellano-manchego es «injusta y desleal» . En público, las voces autorizadas intentaron no amplificar el ruido generado por ese cañonazo inesperado desde las propias filas. «El sábado tuvimos un acto de partido en el que se demostró la fortaleza y la unidad del PSOE, volcado en proteger a la ciudadanía y en avanzar en derechos», se limitaron a esgrimir, casi con idénticas palabras, la portavoz, Pilar Alegría, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, desde Madrid y La Palma. Pero en privado muchos expresaron su «indignación e incomprensión a partes iguales».

La principal crítica, desde Ferraz, es que Page dijera en un medio nacional algo que, aseguran, no ha dicho en los órganos del partido. «Se pueden abrir todos los debates pero lo que se acuerda en un foro tan importante como el Consejo de Política Federal es lo que debe prevalecer», censuran. Él, lejos de arredrarse, replicó airado que «sin necesidad de hablar en Zaragoza», ya había trasladado al propio Sánchez con anterioridad su «discrepancia» con la falta de entendimiento entre el PSOE y el PP e insinuó que en los órganos socialistas no hay margen real para debatir nada. «Que no me busquen —retó incluso— si quieren que hablemos de la mecánica de la reunión de Zaragoza se la explico: yo dije, en los 22 o 23 segundos que tuve de tiempo, más o menos, que no estaba de acuerdo con algunas cosas».

Acto seguido —en una comparecencia con la ministra de Transporte, Raquel Sánchez, en la sede del Ministerio— rebajó, no obstante, el tono y aseguró que en ningún caso tiene intención de abrir una «guerra» y que «cierra filas» con su partido. «Yo con lo que coincido es con los valores y los principios de la organización que creo que mejor gestiona mayoritariamente España, que es el PSOE», replegó.

«SE PASÓ DE FRENADA»

En el propio entorno del castellano-manchego admiten que quizá «se pasó de frenada» en sus declaraciones. Las diferencias entre Page y Sánchez no son nuevas. Junto con Lambán, ha sido en los cuatro últimos años el único de los llamados críticos que se ha atrevido a mantener un discurso propio que en no pocas ocasiones entraba en colisión con el del Gobierno, por ejemplo, sobre los indultos del ‘procés’.

Eso explica en parte su éxito en una comunidad mas bien conservadora. «Siempre que hay un lío con Podemos, y hemos empezado el curso con un enfrentamiento por el tema de la caza, él siente la presión de tener que desmarcarse. Ese era el objetivo pero es cierto que lo podía haber hecho sin hacer tanto daño», convienen.

Los sondeos sonríen, por el momento, al barón socialista. Sin embargo, todo apunta a que necesitará ganar por mayoría absoluta porque en el Parlamento castellano-manchego pueden entrar como mucho tres fuerzas políticas y Vox tiene todas las papeletas para ser la tercera. Es lo mismo que le ocurre a Guillermo Fernández Vara en Extremadura, desde donde también admiten preocupación por la entrada de la ultraderecha en el mundo rural. Los socialistas de esa región, sin embargo, nunca se han abonado a la confrontación con el Gobierno de Sánchez como estrategia electoral.

La inquietud por cómo pueda ver su electorado los lazos con Podemos, ERC y Bildu es compartida en ese otro gran feudo socialista, pero en el entorno del presidente extremeño asumen que el jefe del Ejecutivo ha optado por la única vía posible. «No hay otro camino; unos con Vox y otros con los nacionalistas. Ese es el drama del país», asumen con resignación.

tracking