Diario de León

Podemos corta la ofensiva contra el PSOE para salvar su continuidad en el Gobierno

Niega que Belarra lo incluyera entre los «partidos de la guerra» y brinda su apoyo a Sánchez: «Sabe que cuenta con nosotras»

Pedro Sánchez y la ministra de Igualdad, Irene Montero, ayer, en un acto conmemorativo del Día Internacional de las Mujeres. JJ GUILLÉN

Pedro Sánchez y la ministra de Igualdad, Irene Montero, ayer, en un acto conmemorativo del Día Internacional de las Mujeres. JJ GUILLÉN

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Cuando Ione Belarra censuró el domingo a «los partidos de la guerra que envían armas» a la resistencia ucraniana, nadie interpretó otra cosa que un furibundo ataque al PSOE por parte de su socio de gobierno. No en vano, la entrega de material ofensivo está en manos del Ejecutivo y ahí sólo el ala socialista defiende a ultranza la decisión frente a las diferencias evidenciadas en Unidas Podemos. Pero un día después, la formación morada sostenía que nada de eso, que en realidad se refería al «fervor belicista» de la derecha y que en ningún caso aludía al partido de Pedro Sánchez, al que ahora, de hecho, dice apoyar a pesar de todo.

Interpretaciones al margen, lo que Podemos escenificó ayer fue un claro plegado de velas en su solitaria travesía contra el PSOE, en la que no cuenta con el respaldo ni de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ni de Izquierda Unida, ni de los comunes catalanes.

Por primera vez en la última semana, desde que el presidente del Gobierno rectificó en la tribuna del Congreso y anunció el envío directo de armamento a Ucrania, los morados no quisieron echar aún más leña al fuego pese a que siguen sin compartir una decisión que «sólo contribuye a la escalada bélica» en el este de Europa.

El frenazo a la ofensiva llegaba unas horas después de alcanzar el pico con las altisonantes declaraciones de Belarra, que fueron matizadas por Isa Serra. «Si la pregunta es si hemos llamado al PSOE ‘partido de la guerra’, no», contradijo la portavoz estatal del partido. Según explicó, la verdadera intención de la secretaria general habría sido la de apuntar a las formaciones de la derecha y a la «presión enorme» que existe en la UE por tomar la vía bélica en detrimento de la diplomática. Hasta ahora en España, sólo Vox había cargado de una forma tan explícita contra el papel de Bruselas en este conflicto.

Sin embargo, en la parte socialista no leyeron las palabras de Belarra de la misma manera, por lo que hasta cuatro de sus ministros salieron ayer en tromba a replicarlas. «En ningún caso es un partido de la guerra», desestimó José Luis Escrivá (Seguridad Social y Migraciones), y «el PSOE es un partido solidario con los agredidos», apostilló Fernando Grande-Marlaska (Interior), en lo que fueron tal vez las respuestas más livianas. Mucho más contundente fue la responsable de Defensa, habitual objetivo de las iras moradas. Para la «sorprendida» Margarita Robles, discursos así no hacen más que manifestar la «visión tan pequeña e insolidaria» de quienes los lanzan y «sobrecogen» en momentos de especial gravedad como el actual.

El choque en el Gabinete resulta tan evidente que incluso ha llegado a poner en cuestión la continuidad de Belarra e Irene Montero. Un paso que, según Robles, deberían «valorar» ellas mismas.

Por lo pronto, desde Podemos descartan cualquier ruptura en la coalición pese a las divergencias que han aireado. Es más, por si hubiera alguna duda, Serra proclamó la lealtad de su partido al presidente para tratar de salvar las distancias: «Sánchez sabe que en estos momentos difíciles puede contar con Podemos aunque tengamos esas diferencias sobre cuál es la forma más eficaz para obtener la paz».

Constatado el giro comunicativo entre los morados, la cuarta titular socialista en liza trató de comenzar a suturar las heridas. En vez de acentuar el enfrentamiento, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se centró en todo lo contrario, en destacar que ambas partes están de acuerdo «en lo esencial» pese a los «matices» que puedan existir.

«Creo que somos todos a una en este país», insistió la responsable de Política Territorial, quien agregó que el Gobierno se siente acompañado por la mayoría de los españoles en su respuesta al desafío de Vladímir Putin.

Un intento por cerrar este capítulo de tensión que, sin embargo la conmemoración del 8-M amenaza con reabrir hoy. Y es que durante los últimos días, Podemos viene haciendo constantes apelaciones públicas a convertir las concentraciones feministas por todo el país en un grito de ‘no a la guerra’. El grado de seguimiento a esas proclamas en las movilizaciones marcará la estrategia de la formación morada en los próximos días.

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