Diario de León

Podemos, PP y la UE amenazan el plan de Sánchez para frenar la economía de guerra

El presidente muestra su inquietud y llama a los 27 a no posponer la «urgente» intervención del mercado energético

Sanchez, con el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, en el palacio presidencial de Bucarest. BOGDAN CRISTEL

Sanchez, con el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, en el palacio presidencial de Bucarest. BOGDAN CRISTEL

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Pedro Sánchez se juega mucho en el Consejo Europeo de los días 24 y 25. El presidente del Gobierno ha decidido fiar a ese encuentro el grueso de su estrategia para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania, pese a la apremiante insistencia no ya de la oposición sino también de sus socios de coalición para adelantar la toma de medidas en el ámbito nacional. En el Ejecutivo admiten no tener garantía de que la apuesta vaya a salir bien. Y mañana Sánchez se enfrenta a una cita «crucial» con el canciller alemán, Olaf Scholz, uno de los más renuentes al plan para desacoplar el precio del gas del de la electricidad.

El presidente dio hoy muestras de su inquietud durante una comparecencia en Bucarest con el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, en la que lanzó a los 27 el mismo llamamiento desesperado que a él le hacen en casa. «Es importante que la UE actúe de manera urgente y no posponga la decisión», dijo.

Sánchez, que lidera desde el pasado septiembre la batalla para modificar temporalmente las reglas del mercado y evitar que el precio del gas, disparado, marque el del resto de fuentes de energía, más baratas, cree tener garantizado el apoyo de países como la propia Rumanía (que visitó ayer), Italia, Francia, Portugal y Grecia. Pero no Alemania.

Mientras recorre Europa en busca de apoyos, el presidente sigue teniendo, por otro lado, dificultades para ahormar en España una respuesta común a la crisis desencadenada por la invasión rusa de Ucrania. La oposición, liderada por el PP, trata de condicionar la receta, en su caso, con una bajada generalizada y urgente de impuestos. Y su socio de gobierno, Unidas Podemos, se esfuerza por imponer una subida fiscal a las eléctricas.

El Gobierno trata de encontrar un difícil punto de equilibrio en un asunto con profundo trasfondo ideológico. Lo hace a fuego lento, con el horizonte puesto en el Consejo de Ministros del 29 de marzo, frente a la cada vez mayor presión política, económica y social para tomar medidas de inmediato. Las huelgas, los paros en las cadenas de suministros y las movilizaciones se suceden cada día.

En este contexto, ni siquiera el propio Ejecutivo ofrece esa «única voz» que suele invocar. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, secunda esta vez medidas consideradas indispensables por Podemos como impuestos a los beneficios extraordinarios de las eléctricas y la congelación de la actualización de los alquileres en base al incremento del IPC. Y está decidida a dar la batalla para orillar el acercamiento del PSOE a los populares.

«El recetario económico y social del PP no comparte una agenda progresista, su propuesta para todo es una bajada generalizada de impuestos», advirtió en una entrevista en RNE. Esa solución «progresista», contrapuso, la ofrece el bloque de la investidura: ERC, PNV y EH Bildu.

Los socialistas acusan recibo, pero ni mucho menos renuncian a un acuerdo que ofrezca una imagen de unidad nacional. «Queremos un gran pacto y que puedan entrar todas las fuerzas políticas de la misma manera que Europa ha dado una respuesta conjunta», reivindicó el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia. También se abren a estudiar ese impuesto a las compañías eléctricas que el espacio de Unidas Podemos ha puesto sobre la mesa, aunque en el Ministerio de Hacienda desdeñan la fórmula y señalan que el tope al precio de la luz ya produciría una merma considerable en los llamados beneficios caídos del cielo.

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