Diario de León

El presidente reclama un Gobierno «estable» a Podemos para las reformas por la guerra

Sánchez recuerda a su socio en el Ejecutivo que en Ucrania «no ha faltado la diplomacia» y habla de la «guerra de Rusia»

Pedro Sánchez durante el Comité Federal del PSOE celebrado ayer para analizar la situación de Ucrania. EMILIO NARANJO

Pedro Sánchez durante el Comité Federal del PSOE celebrado ayer para analizar la situación de Ucrania. EMILIO NARANJO

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«No ha faltado diplomacia, lo que ha sobrado es agresión». Pedro Sánchez lanzó ayer este mensaje a la facción de Unidas Podemos que desde el Gobierno rechaza la entrega de armas a la resistencia ucraniana y exige centrar en el diálogo la búsqueda de la paz. Ahora más que nunca, prosiguió, se necesita «un Gobierno estable» que impulse las reformas del plan de respuesta a «la guerra de Putin».

El secretario general se dirigió al Comité Federal del PSOE con una gran bandera de Ucrania al fondo para preparar a su partido para los «tiempos difíciles» que vienen, pero también para responder a la disidencia de Podemos. En las semanas previas a la invasión rusa, rememoró, hubo un gran esfuerzo diplomático, pero Putin se burló del diálogo y negaba los planes de invasión mientras movía sus tropas. Ahora, hay que hacer frente a «una agresión feroz».

Pero sus palabras no amilanaron a Podemos, que no cedió un milímetro en sus planteamientos. Su secretaria general y ministra de Derechos Sociales tachó de «partidos de la guerra» a los que, como el PSOE, apoyan el envío de armas a Ucrania.

«Hay que apostarlo todo por la diplomacia, por la paz», clamó Ione Belarra en un acto de su partido. Y a renglón seguido se preguntó: «¿Es que estamos haciendo todo lo posible por la diplomacia? Yo creo que no. ¿Qué hacen dos delegaciones, una ucraniana y una rusa, negociando solos sin supervisión de las Naciones Unidas?» En la misma línea la también ministra de Igualdad, Irene Montero, reclamó «diplomacia de precisión, de altísima política» con observadores internacionales para las negociaciones.

Podemos no está dispuesto a apearse de su tesis de que la entrega de armas es irreconciliable con la diplomacia. Una postura que no es exclusiva suya porque fuera de España la comparten el francés Jean-Luc Mélenchon, líder del movimiento Francia insumisa, y el exjefe de los laboristas británicos Jeremy Corbyn.

Montero, para dejar claro que no hablaba a humo de pajas, deslizó un aviso para los socialistas que sonó inquietante para el futuro de la coalición: «Defenderemos el diálogo, la negociación y la paz cueste lo que cueste».

Un encontronazo aprovechado de inmediato por el PP para agudizar las contradicciones. Esteban González Pons, portavoz oficioso de los populares hasta su congreso extraordinario de abril, reclamó al presidente del Gobierno que «rompa inmediatamente» con Podemos porque es incomprensible que comparta Consejo de Ministros con «los que comprenden a Putin».

Sánchez, entretanto, defendió ante el Comité Federal que el conflicto ha entrado en otra fase sin que se pueda considerar que la entrega de armas a la resistencia de Ucrania suponga una escalada militarista. Es «coherencia», subrayó. Los socialistas, reivindicó, siempre han defendido el ‘no a la guerra’. «Nos opusimos en el 2003 —apuntó— a la guerra de Irak y por eso nos oponemos ahora, en el 2022, a la guerra de Putin. Y nos seguiremos oponiendo a cualquier agresión imperialista, da igual el imperio que la promueva». Jamás, remató, «nos moveremos del lado correcto de la historia».

El líder del PSOE, de todas maneras, no está dispuesto a que esta controversia afecte a la coalición gubernamental. Una crisis, que por otra parte, no pasa por el momento de la retórica a pesar de la subida de tono de Podemos. El presidente cuenta con el respaldo incondicional de la vicepresidenta Yolanda Díaz, del ministro Alberto Garzón y de los comunes representados por el ministro Joan Subirats. En estas horas críticas, exigió, «España necesita un Gobierno estable».

Necesita estabilidad para poner en marcha las reformas del plan de respuesta a la guerra, que dibujó el miércoles en el Congreso y que mañana expondrá a los agentes sociales citados en la Moncloa, y en los próximos días a los portavoces parlamentarios y a los gobernantes autonómicos durante la Conferencia de Presidentes del próximo fin de semana en a isla de La Palma. Una iniciativa que prevé un plan de choque para atajar la inflación y la subida de precios de la energía con medidas con la prórroga hasta el 30 de junio del bono social eléctrico. Ni las empresas ni los ciudadanos, señaló, pueden ser «rehenes del chantaje energético de Putin». También está sobre la mesa un pacto de rentas para pactar subidas salariales moderadas.

Sánchez admitió que «vienen tiempos duros» porque «la guerra de Putin va a a tener impacto en los precios», pero también, fiel a su estilo, quitó dramatismo con unas gotas de optimismo «Estoy seguro -vaticinó- de que España y Europa saldrán reforzados».

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