Diario de León

El PSOE confía en ganar autonomía frente a Iglesias tras aprobar los PGE

Sánchez ha descartado una crisis pero los socialistas creen que habrá que «ajustar» cosas

Pablo Iglesias junto a nadia Calviño y Teresa Ribero. CHEMA MOYA

Pablo Iglesias junto a nadia Calviño y Teresa Ribero. CHEMA MOYA

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Pablo Iglesias está exultante. Lo demostró hace dos días cuando, constatado ya que los Presupuestos Generales del Estado saldrán adelante este jueves con el apoyo de ERC y Bildu y sin el de Ciudadanos, aseguró que ese escenario por el que tanto ha trabajado públicamente «refuerza una dirección de Estado progresista». La foto de las alianzas presupuestarias genera inquietud en una parte del PSOE, fundamentalmente entre sus dirigentes históricos y los barones territoriales de la España central. Pero en el Gobierno y en la dirección del partido sostienen que no hay para tanto. Si algo le gusta repetir al director de gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo, es que hay que saber diferenciar «la señal del ruido». Y para Pedro Sánchez y buena parte de sus ministros lo fundamental es que con la aprobación de las cuentas se garantiza, a priori, que no habrá elecciones anticipadas en plena pandemia y con una crisis económica sin precedentes. Si para lograrlo ha habido que permitir que el vicepresidente se cuelgue medallas -como la de la ampliación de la moratoria antidesahucios, la regulación del alquiler en zonas tensionadas o su inclusión en la comisión de reparto del fondo europeo de rescate- dicen, bien pagado está. «Eso de que Iglesias nos lleva del ronzal hacia donde quiere no es creíble ni real sino más bien producto del activismo mediático propio de su formación», dice una ministra socialista frente al temor expresado hace un par de semanas por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. El líder de Podemos tiene muy interiorizado que la única manera de no quedar diluido como miembro minoritario de la coalición de Gobierno es escenificar las discrepancias. En el PSOE confiesan que es algo molesto y dan por descontado que no habrá rectificación pero no lo ven trascendente. «Iglesias era un problema cuando las encuestas le daban un 25% del voto -alega un dirigente socialista- ahora lo único que pide es existir, pero somos nosotros quienes lideramos el Gobierno y quienes podemos capitalizar el voto de la izquierda». En Moncloa no niegan que hayan tenido que hacer concesiones, pero insisten en que su socio no ha ganado ni mucho menos todos los pulsos internos y que también ha tenido que claudicar en muchas ocasiones. «Gobernar es comer sapos a diario; pública o privadamente», remarca un colaborador de Sánchez. Unidas Podemos no ha tenido más remedio que tragar con una subida de impuestos que queda muy lejos de lo que reivindicaba hace menos de un año, cuando hablaba de subir el IRPF a quienes cobraran más de 60.000 euros al año (los Presupuestos lo elevan en tres puntos a las rentas del capital a partir de 200.000 euros y en dos a las rentas del trabajo a partir de 300.000 euros). Tampoco su voz ha servido mucho frente a las devoluciones de inmigrantes «en caliente» o incluso esta misma semana votó en contra de una enmienda de ERC para eliminar el presupuesto de la Casa Real con el argumento de que no era realista y que hacerlo afectaría «a la institucionalidad y no solo a la Familia Real».

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