Diario de León

El PSOE mira con una mezcla de esperanza y recelo el tirón electoral de Yolanda Díaz

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Pedro Sánchez acogió hace un mes con entusiasmo la decisión de Yolanda Díaz de intentar articular lo que ella llama un «proyecto alternativo de país» para ayudar a sacar de la desmovilización a las bases sociales de la izquierda. «Necesitamos a todo el espacio progresista en plena forma porque yo no aspiro solo a ganar las elecciones sino a que tengamos una mayor representación», dijo. El presidente del Gobierno venía de darse un homenaje en el 40 Congreso Federal de su partido, unido como no lo había estado en décadas, y su preocupación era que el declive de Unidas Podemos parecía estar lastrando sus opciones de mantenerse en el Gobierno tras las próximas generales. Lo sigue siendo, pero con un añadido.

El barómetro del CIS correspondiente al mes de noviembre, y publicado el pasado miércoles, trajo consigo una noticia relevante para los socialistas: el tirón de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no solo tiene efectos en el electorado situado a la izquierda del PSOE sino que puede restar apoyos al propio Sánchez. Casi el 19% de quienes lo votaron hace dos años dice ahora que preferiría que ella fuera la presidenta. Y el 7%, lo que supondría casi medio millón de papeletas, dice que la votaría si ahora se celebraran unos comicios. «Es muy pronto para sacar conclusiones; ya lo hemos visto otras veces con otros actores. Pero lo que está claro es que, a diferencia de Iglesias —admiten en la dirección socialista—, ella no genera ningún rechazo». Ese es un factor a tener en cuenta porque a pesar de que cuando el exsecretario general de Unidas Podemos estuvo en el Gobierno dedicó muchos esfuerzos a escenificar tensiones internas para situar a su partido como en artífice indiscutible de las principales medidas sociales del Gobierno, nunca fue capaz de capitalizarlas. Iglesias dejó todos sus cargos, de hecho, después de comprobar en las elecciones del 4 de mayo en Madrid que se había convertido en una rémora para su formación. En ese momento, el CIS indicaba no ya que provocaba enormes recelos en la derecha y que por lo tanto actuaba como catalizador del voto de PP y Vox, sino que un nada despreciable 26,5% de los votantes del PSOE y un 17% de los de Más Madrid lo valoraban «muy mal» mientras solo un 18,5% de los de UP lo hacía «muy bien».

Reforma laboral

Los socialistas han detectado, sin embargo, que Díaz sí es percibida por buena parte del electorado como impulsora de conquistas como la última subida del SMI. Y la constatación de ese dato coincidió, sospechosamente, con la pugna en el seno del Ejecutivo por el liderazgo de las negociaciones de la reforma laboral, que siempre le habían correspondido. Una pugna que se saldó con la entrada de miembros del ala socialista en las conversaciones.

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