Diario de León

El PSOE y Podemos disienten ahora sobre con qué socios pactan la reforma laboral

Los socialistas intentan «ensanchar» la red de apoyos pero su socio marca terreno y avisa de que pactar con Cs «es una trampa»

Pedro Sánchez espera la llegada del presidente de la República Dominicana a las puertas del Palacio de La Moncloa, ayer. ZIPI

Pedro Sánchez espera la llegada del presidente de la República Dominicana a las puertas del Palacio de La Moncloa, ayer. ZIPI

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Ni siquiera las urgencias por reunir los apoyos suficientes para convalidar la reforma laboral en el Congreso han puesto de acuerdo a los dos socios de la coalición, que han convertido el debate de las alianzas en una cuestión capital pese a no reunir aún los votos necesarios.

A falta de 13 días para que se vote el decreto ley, en Unidas Podemos tratan de marcar terreno frente a los socialistas, a los que advierten de que explorar la vía de Ciudadanos es «una trampa», como apuntó este jueves el presidente del grupo parlamentario morado, Jaume Asens. El PSOE, por su parte, apuesta por «ensanchar mayorías», aunque sigue reconociendo a PNV, EH Bildu y ERC como «fuerzas prioritarias» en el sistema de equilibrios en el que se sustenta el Gobierno.

Así lo expuso el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que volvió a desplegar el argumentario en el que Ferraz lleva instalado varias semanas, el de alertar al resto de grupos sobre las «consecuencias» de votar no y frenar una reforma «pactada por sindicatos y patronal». Un mensaje que sólo ha parecido calar de momento en Ciudadanos, que acepta apoyar la reforma laboral con la condición de mantener su texto original. «El objetivo es que Esquerra y Bildu no metan sus manos», zanjó el portavoz de los naranjas, Edmundo Bal.

Con una base de 154 síes (120 del PSOE y 34 de Unidas Podemos), la suma de los nueve diputados liberales en el Congreso seguiría siendo insuficiente, más aún cuando la línea roja con la que Moncloa se está manejando en la negociación es la de no tocar ni una coma del decreto ley. Esto colisiona con las pretensiones de los miembros del llamado bloque de investidura, que piden precisamente lo contrario. ERC mantiene su exigencia sobre la tramitación de los ERE y PNV y EH Bildu, sobre la prevalencia de los convenios autonómicos frente a los estatales.

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el propio Asens llevan días manteniendo conversaciones telefónicas con representantes de estos partidos para atraerlos al sí. La última oferta que han puesto sobre la mesa, en concreto para intentar atraer al PNV, es la de modificar los artículos 84.3 y 84.4 del Estatuto de los Trabajadores para permitir que en caso de conflicto prevalezca los convenios autonómicos. Una propuesta que no requeriría reescribir el decreto ley y mantendría en el acuerdo a la Ceoe.

En Unidas Podemos perciben que tras los intentos del PSOE de ensanchar la red de aliados del Gobierno existe un interés por acabar con la dependencia del bloque de investidura, una táctica implantada por Pablo Iglesias en sus tiempos de vicepresidente y que, como han presumido en varias ocasiones, suele inclinar la balanza hacia el lado de la izquierda en cada negociación.

Los empresarios mantienen su determinación de que la reforma laboral pactada con los sindicatos y el Gobierno a pase el trámite del Congreso sin cambiar «una sola coma».

El líder de los empresarios recordó ayer a las fuerzas políticas que «han sido muchos meses de negociación entre empresarios y trabajadores, que son los que tenemos que tirar del carro».

También ayer Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras, indicó que «tiene que haber una convalidación del decreto» en la Cámara Baja. Lo hizo para instar a que lo hagan los grupos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez: «Pedimos a los partidos de izquierda que piensen más en los problemas de la gente que en las próximas elecciones», afirmó el líder de CCOO.

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