Diario de León

Corona

A la España vaciada le sale el mejor defensor: el rey

Felipe VI ha asegurado este sábado que es "de justicia" que la Administración facilite "apoyo y ayuda" a aquellos municipios de las zonas rurales que sufren despoblamiento y envejecimiento poblacional, "un problema tan grave" y cuyas consecuencias afectan a todos los ciudadanos.

La princesa Leonor saluda a unos gaiteros. CASA DE SU MAJESTAD

La princesa Leonor saluda a unos gaiteros. CASA DE SU MAJESTAD

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EFE

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El rey ha lanzado este mensaje de respaldo a la llamada España vaciada en la visita que, con la reina y sus hijas, ha hecho a Asiegu, ganador este año del premio al pueblo ejemplar de Asturias y al que don Felipe ha considerado un modelo de "convivencia pacífica".

Asiegu, una aldea de menos de un centenar de habitantes enclavada en el concejo de Cabrales, en los Picos de Europa, ha sido distinguida por sus iniciativas para combatir la despoblación y generar actividad económica para que los jóvenes se queden.

"Asturias y toda España, que viven el despoblamiento y el envejecimiento de las zonas rurales, deben encontrar en vuestra actitud y carácter emprendedor caminos para solventar un problema tan grave, cuyas consecuencias nos afectan a todos los españoles", ha sostenido el rey en su intervención. En opinión del jefe del Estado, es "de justicia" que los pueblos que ven marchar a sus habitantes encuentren "en la Administración el apoyo y la ayuda precisas" para retenerlos.

Pueblos como Asiegu representan, según don Felipe, "la esperanza de que el campo tiene futuro" y de que "es posible revitalizar la vida rural y revertir las consecuencias negativas de su estado actual". El rey ha considerado "especialmente emotiva" la visita a la pedanía cabraliega por ser la primera vez que le acompañan la princesa y su hermana. "Tenían unas ganas inmensas de venir. Deseamos que sientan, como la reina y yo hemos sentido todos estos años, el cariño de los asturianos", ha asegurado.

Mirando a sus hijas, les ha pedido que recuerden siempre esta visita y que no olviden "el ejemplo de convivencia pacífica, de sana ambición, de tesón y fortaleza" de sus vecinos, así como "la generosidad y la amabilidad" con que las han recibido.

Los reyes con sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía a su llegada al pueblo asturiano de Asiego . J.L . CEREJIDO

Tras subrayar la vocación emprendedora de Asiegu y de sus gentes, ha confiado en que su espíritu "se extienda como algo prioritario a otros pueblos y otras zonas de España". Como ya ocurriera ayer, viernes, en su discurso en los Premios Princesa de Asturias, don Felipe no ha hecho ninguna mención a la situación en Cataluña ante los graves disturbios registrados desde que se conoció la sentencia del procés y se ha ceñido a hablar de la visita al pueblo y de la necesidad de frenar la despoblación.

Ante un paisaje de especial belleza como los Picos de Europa, el rey ha hecho también un llamamiento a cuidar del entorno natural "sin romper su equilibrio, sin destruirlo, ni violentarlo". "Con amor a la tierra", ha recomendando el monarca ante el aplauso y los vítores de los vecinos congregados.

Tras el recorrido por el pueblo y los discursos, la visita se iba a completar en el mirador Pedro Udaondo, desde el que hay una de las mejores panorámicas del Naranjo de Bulnes o Pico Urriellu, pero finalmente se ha suspendido por la lluvia que impedía disfrutar de las vistas. El broche a la visita ha sido la tradicional comida en la carpa con los vecinos.

La reina, la princesa Sofía y la infanta Leonor comprueban un bordado con una mujeres del pueblo . J. L. CEREJIDO

A la Familia Real la han acompañado la ministra de Sanidad en funciones, la asturiana María Luisa Carcedo; el presidente del Principado, Adrián Barbón, y el alcalde de Cabrales, José Sánchez Díaz. Díaz ha agradecido la distinción concedida a Asiegu como reconocimiento al empeño de sus vecinos por permanecer en su tierra, a pesar de que "el día a día se convierte en una dura y constante lucha para convivir con armonía con la naturaleza".

"En algún pueblo, solo quedan vecinos de más de 80 años, que cuando se van, pasan a ser parte de la España desaprovechada. Aquí, la gente se queda", ha enfatizado.

Por ello, el alcalde cabraliego ha reivindicado "el orgullo de ser aldeanos".

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