Diario de León

El Rey convierte la ofrenda a Santiago en un alegato por la unión de los pueblos

El monarca preside el acto en la catedral compostelana en la presencia de las vicepresidentas Calviño y Yolanda Díaz

Los reyes, la princesa Leonor, la infanta Sofía y el resto de autoridades en la plaza del Obradoiro. BALLESTEROS

Los reyes, la princesa Leonor, la infanta Sofía y el resto de autoridades en la plaza del Obradoiro. BALLESTEROS

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«La misma cultura xacobea que inspira desde Galicia la unidad de España, su cohesión y su progreso, así como el proyecto europeo que nos liga a muchas naciones de nuestro continente irradia ahora un mensaje que debe ser atendido: nos dice que los pueblos se construyen sobre su personalidad y también sobre lo que tienen en común con otros pueblos, con ese sentimiento de fraternidad», defendió ayer, desde la catedral de Santiago, Felipe VI.

El rey presidía, por segundo año consecutivo,en la capital compostelana, la tradicional Ofrenda al Apóstol, patrón de España, en una jornada cargada de celebraciones, pero esta vez lo hizo acompañado de la reina Letizia, de la princesa y de la infanta Sofía. No fue casual, por lo tanto, que en su discurso, ante el presidente de la Xunta de Galicia, el popular Alberto Núñez Feijóo, pero también ante las dos vicepresidentas gallegas del Gobierno, la socialista Nadia Calviño y la comunista Yolanda Díaz, aprovechara también para hacer una referencia al papel de la institución que él encarna y reivindicar su «carácter de puente entre pasado, presente y futuro».

El monarca defendió que la Corona «simboliza la continuidad de nuestra Nación en la historia como comunidad política, cultural y humana» y, conforme a su función constitucional de árbitro y moderador del normal funcionamiento de las instituciones, no dejó pasar la ocasión de hacer llamamientos que fácilmente pueden interpretarse como apelación a quienes gobiernan España y sus territorios u ocupan distintas responsabilidades políticas. «En un nuevo Año Santo Compostelano, le pedimos ayuda al Santo Patrón de Galicia y de España para cultivar sin descanso esos principios, para cimentar los caminos de unidad, solidaridad y concordia que aseguran nuestra convivencia en democracia y libertad, reclamó. «El Camino de Santiago es un diálogo intenso con su tiempo: aporta tolerancia, respeto por la diferencia y el firme deseo de unir pueblos y culturas en una conversación permanente, constructiva y enriquecedora».

Sueños de convivencia

Fiel a su norma de apuntar, más que decir, dejó así en el aire un llamamiento a la «fraternidad» en un momento en el que la crispación ha vuelto a adueñarse del debate político y en el que la crisis catalana sigue ocupando buena parte de los discursos. En gallego, don Felipe alegó así que la España «que compartimos» es una «obra colectiva» en la que los «sueños de muchos antepasados se plasmaron en una convivencia democrática». «Somos una nación vinculada por el pasado, por el presente y por el futuro, que vive y se expresa en lenguas y culturas tan ricas como la gallega», añadió.

Antes de su intervención —en la que también se refirió a la covid como «una de las experiencias más duras que guardamos en nuestra memoria» y elogió el trabajo de quienes «volcaron todos los esfuerzos ayudando a sus semejantes»— el Rey y su familia fueron recibidos en la plaza del Obradoiro por las vicepresidentas, por Núñez Feijóo, por el TC, Juan José González Rivas, por el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, y por el Jemad, Almirante General Teodoro López Calderón. Y tras sonar el himno nacional, pasó revista a las tropas, compuestas por la compañía de honores de la Brilat y una sección de infantería de la marina de Ferrol.

Por la tarde, presidió además el Real Patronato de Santiago —que no se reunía desde hacía 18 años, en un encuentro en el que participó asimismo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez— y la entrega de las Medallas de Galicia al personal que integra el dispositivo de vacunación contra el coronavirus.

Casi al tiempo que los siete cazas de la patrulla Aguila dibujaban la bandera de España en el cielo sobre la catedral de Santiago, la tradicional marcha del Bloque Nacionalista Galego por el Día de la Patria llevaba a algunos de sus participantes a las inmediaciones de la plaza.

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