El rey, Iglesias, Sánchez y Ayuso coinciden en un 12 de octubre en plena crisis institucional
El Día de la Fiesta Nacional se celebra en plena segunda ola con un austero y restringido acto en el Palacio Real
Un joven con su maleta y mascarilla pasa ante el Palacio Real de Madrid, vallado. JUAN CARLOS HIDALGO
Ni desfile militar ni recepción oficial. Los reyes, acompañados por sus hijas, presidirán este lunes en el Palacio Real un austero acto organizado con motivo del Día de la Fiesta Nacional, que contará con la presencia de un reducido grupo de representantes de los poderes del Estado para evitar aglomeraciones y en el que las únicas notas de color las pondrán las acrobacias de la Patrulla Aguila.
Una celebración marcada este año por la pandemia del coronavirus que desde marzo golpea con fuerza al país y que tendrá la guerra entre el Gobierno y la Comunidad de Madrid como telón de fondo. Será la primera vez que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, se verán las caras después de que la Moncloa decidiese el pasado viernes apretar el botón rojo y declarar un nuevo estado de alarma para confinar la capital y otros ocho municipios durante al menos quince días y en contra del criterio del Gobierno madrileño.
La tensión, lejos de rebajarse, se ha incrementado en las 24 últimas horas con un nuevo cruce de reproches entre ambos mandatarios. Si el sábado en la cumbre con Portugal, Sánchez acusó directamente a Díaz Ayuso de la situación sanitaria en la región, ayer era la presidenta autonómica quien arremetió contra el socialista y su Gobierno «autoritario». En una entrevista en ‘El Mundo’, la presidenta aseguró que Sánchez tenía decidido desde el principio intervenir Madrid. Es más, alertó de su pretensión de «cambiar el país por la puerta de atrás» pero la Justicia, Madrid y el rey se lo impiden.
No será el único encuentro que acapare todas las miradas en la plaza de la Armería, donde tendrá lugar la parada militar en homenaje a todos los que luchan contra la covid-19. La atención estará también sobre el vicepresidente segundo Pablo Iglesias y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, después de que acusaran a Felipe VI de romper su «neutralidad política» y de «maniobrar contra el Gobierno». Sánchez decidió en septiembre que el monarca no asistiera en Barcelona a la entrega de diplomas a la nueva promoción de jueces, una tradición instaurada hace veinte años por Juan Carlos I y continuada por su hijo. Una ausencia que desató una tormenta en el Poder Judicial, que mantiene desde hace meses tirantes relaciones con el Ejecutivo, y cargó las baterías de la oposición, que acusó al presidente del Gobierno de amordazar a Felipe VI para contentar a los independentistas catalanes.
TORMENTA INSTITUCIONAL
El presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, desveló una llamada del mismo Felipe VI para transmitirle que le habría gustado asistir al acto y que levantó ampollas entre la filas de Unidas Podemos. De nada sirvió que la Casa Real desmintiese poco después esa versión y asegurase que fue una «llamada de cortesía», la polémica ya estaba en ebullición. Tanto Iglesias como Garzón arremetieron contra el rey tensionando las relaciones entre la Moncloa y la Zarzuela, que atraviesan sus horas más bajas.
El Gobierno se vio obligado a sofocar el incendio organizando una visita conjunta a Barcelona del Rey y del propio Sánchez para reconstruir la imagen de armonía institucional, en entredicho tras los continuos ataques que desde el ala morada del Ejecutivo se vienen lanzando contra la Corona y que tuvieron su punto álgido este verano con la salida de España del rey emérito. «La huida al extranjero de Juan Carlos de Borbón es una actitud indigna de un ex jefe del Estado», aseveró Iglesias.
Será además la primera ocasión que el líder morado acuda a los actos organizados por la Fiesta Nacional. Desde que Unidas Podemos desembarcase en el Congreso en 2015, Iglesias ha declinado participar en esta celebración. Hace dos años, en el cuarenta aniversario de la Constitución, el secretario general del grupo confederal participó en el homenaje que se rindió en la Cámara baja a la efeméride y que presidió Felipe VI. Entonces, Iglesias y sus 61 diputados acudieron con un pin republicano en su solapa. Un gesto que podría repetirse hoy en en el Palacio Real.