Diario de León

El ‘Roldanazo’ vuelve 30 años después

El instituto armado sigue sin digerir los fulminantes ceses de algunos de sus iconos. hace 30 años, la corrupción sí salpicó a León

La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, el miércoles, al anunciar su dimisión. JAVIER LIZON

La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, el miércoles, al anunciar su dimisión. JAVIER LIZON

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Los fantasmas de los días más oscuros de la Guardia Civil se vuelven a pasear en los últimos tiempos por las dependencias del cuartel general de Guzmán el Bueno, en Madrid. Cuando se cumplen 30 años exactos del escándalo protagonizado por Luis Roldán, que arrastró por el fango el nombre del instituto armado, no son pocos —desde el generalato hasta la tropa pasando por las asociaciones profesionales— los que alertan de las similitudes entre aquella infausta época y el presente.

Entonces sí que salpicó a León. La Dirección General de la Guardia Civil ordenó a mediados de febrero de 1994 que se revisara la adjudicación, que bajo el mandato de Luis Roldán, había hecho de una obra valorada en 544 millones de pesetas (más de 3 millones de euros) para intervenir, según se justificó en aquel momento, en la segunda fase de mejora de varios edificios de la Comandancia de la Guardia Civil de León.

Lo sospechoso era que el proyecto no figuraba en ningún sitio y no existía ninguna previsión sobre esos arreglos en el cuartel del Paseo del Parque. Todo lo que rodeaba a Luis Roldán estaba bajo el escrutinio de la justicia y todavía hoy hay muchas zonas de sombra en relación a uno de los casos de corrupción más mediáticos que se han registrado en España.

Se han escrito libros y rodado varias películas y documentales sobre este asunto. Como entonces, la imagen del cuerpo se está viendo deteriorada por la actuación de «algunos garbanzos negros», pero ahora, además, está arraigando el sentimiento de que el Gobierno y la cúpula del Ministerio de Interior lo atacan y marginan. Un descontento al que se suma que siguen sin digerir de puertas hacia dentro los fulminantes ceses de algunos de sus cargos más icónicos.

La corrupción ajena y propia es, sin duda, la herida más sangrante. Nunca antes la Guardia Civil se había visto acosada por tres escándalos de esta naturaleza y de forma simultánea. El miércoles, María Gámez se convirtió en la primera directora general del cuerpo desde la época de Roldán en tener que dimitir por un caso de presunta corrupción tras la imputación formal de su marido por el desvío de dos millones de euros de ayudas públicas.

Pero casi más daño que ver salpicada a la máxima responsable política del cuerpo por la corrupción están causando al cuerpo los dos sumarios que han estallado este invierno: ‘Tito Berni’ y ‘cuarteles’. En el primero, la Guardia Civil no sabe todavía cómo ha acabado ella misma en la picota cuando la trama se centraba en los amaños, fiestas, drogas, comilonas y prostitutas del ya exdiputado canario del PSOE Juan Bernardo Fuentes Curbelo y en las supuestas cenas de lujo compartidas por parlamentarios socialistas y empresarios. Tampoco entienden en los cuarteles que el único implicado en ese caso, identificado inicialmente como ‘Mediador’ en alusión al conseguidor que delató al entramado, que está en prisión sea el general Francisco Espinosa Navas. El mando está acusado de conseguir contratos en el Sahel para la red, mientras que el propio Tito Berni, el intermediario Marco Antonio Navarro Tacoronte o los responsables empresariales continúan todos en libertad.

Y el estupor también cunde al interrogarse por cómo es poasible que la comisión de investigación de la trama de Tito Berni haya desembocado en la ‘comisión cuarteles’ sólo porque un empresario, Ángel Ramón Tejera de León, ‘Mon’, aparece en ambos sumarios.

La revelación ahora de ese ‘caso cuarteles’, que en realidad data de la época del PP, también es una incógnita en el cuerpo. Sea como fuere, ese sumario de regalos y falsas obras ya ha dejado por los suelos también la imagen del instituto armado con la imputación, entre otros mandos, del teniente general de la Guardia Civil Pedro Vázquez Jarava, uno de los más altos responsables de la Benemérita en su momento, y con el cese fulminante del coronel José María Tienda Serrano al frente de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, por su estrecha relación con Tejera de Léon.

Los gritos de Marlaska por no haber sido informado de una delicada y reservada operación todavía resuenan en la Dirección General de la Guardia Civil, donde sin embargo escuece mucho más la decisión del ministro de los últimos meses de quitar competencias al cuerpo. La lista de agravios empieza a ser muy larga para sus críticos: salida de la Agrupación de Trafico de Navarra; «supresión» de los GEDEX (desactivadores) en las comandancias de Álava, Guipúzcoa o Lérida; o la desaparición de los GREIM (rescatadores de montaña) del Roncal, también en la co,unidad foral, y los de Puigcerdá, de la comandancia de Girona. En el generalato están cada vez más molestos por lo que consideran un «desmontaje soterrado» del instituto armado. Y en las bases, por el incumplimiento de la equiparación salarial con los Mossos y la Ertzaintza.

El 23 de mayo la Guardia Civil celebrará su 179º aniversario. Envuelto en polémica.

tracking