Diario de León

Sánchez avisa a Arrimadas de que no va a prescindir del apoyo de ERC y Bildu

La líder de Ciudadanos empuja al presidente del Gobierno a elegir ya socios presupuestarios

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Pedro Sánchez no está dispuesto a romper su relación con Esquerra o EH Bildu para lograr el apoyo de Ciudadanos a los Presupuestos Generales del Estado. El presidente del Gobierno se lo dijo ayer a la líder de los liberales, Inés Arrimadas, después de que ésta lanzase un ultimatum en el Congreso y le urgiese a elegir ya a sus compañeros de viaje.

«No vamos a aceptar ningún veto cruzado y vamos a tender la mano a todas las fuerzas parlamentarias», zanjó Sánchez, pese a que su propio socio, Unidas Podemos, ha dicho reiteradamente que no quiere a Ciudadanos como aliado.

El jefe del Ejecutivo insistió en la necesidad de aprobar unas nuevas cuentas públicas que, entre otras cosas, vehicularán los fondos europeos para la recuperación. «Estamos en un tiempo de no exclusión. Nos necesitamos unos a otros», alegó frente a la advertencia de la líder de los liberales de que son incompatibles con los indepedentistas.

Arrimadas urgió al socialista a escuchar las voces moderadas de su propio partido y no prestarse a negociar con fuerzas que tienen como referentes a un condenado por sedición, por Oriol Junqueras, y a otro condenado por secuestro, por Arnaldo Otegi.

«Le ofrecemos un acuerdo sensato, transversal y moderado», clamó la presidenta de Ciudadanos en contraposición a la «radicalidad» de Esquerra y Bildu.

Pero Sánchez no quiso entrar al trapo durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso y subrayó que los Presupuestos, que confía en sacar adelante antes de acabe el año, son «sensatos», «moderados» y «progresistas» porque, insistió, «el Ejecutivo de coalición lo es». En este sentido, la sucesora de Albert Rivera le pidió que «escuche las voces moderadas de su propio partido», en referencia a las críticas de varios barones socialistas al acuerdo con Bildu, el mismo, dijo, que en el pasado aseguró que no negociaría. «No le pedimos nada que no haya prometido antes», aseveró.

Por más que Arrimadas lo intentó, Sánchez evitó responder durante su cara a cara acerca de sus negociaciones con la formación de la izquieda abertzale o mencionar siquiera su nombre. Tampoco lo consiguió Pablo Casado, que aludió a los 850 asesinatos de ETA para descalificar los acuerdos del Ejecutivo con la formación de Otegi. Incluso comparó ese acercamiento con la hipótesis de que Joe Biden pactara en Estados Unidos con los terroristas del 11-S o que Emanuelle Macron lo hiciera con los yihadistas de la sala Bataclán. «Ese acuerdo —sentenció el líder del PP—le va a perseguir toda la vida».

Los populares acusan al PSOE de «haber vendido su alma al diablo» a cambio de los cinco votos de Bildu. «¿Por qué lo que era una línea roja el año pasado hoy es una línea invisible?», insistió la portavoz popular, Cuca Gamarra, que auguró el fin del PSOE a manos de Pablo Iglesias, «el presidente a la sombra».

Sánchez contraatacó comparando al presidente del PP con Donald Trump y le acusó de seguir la misma estrategia que el «trumpismo». Es decir, «mentir sin rubor, desinformar y no reconocer la derrota electoral».

CALVIÑO, MÁS CÓMODA CON EL PP

La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, reconoció ayer que se sentiría «más cómoda con el apoyo del Partido Popular» a los Presupuestos Generales del Estado al tiempo que ha criticado la enmienda de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu a las cuentas públicas para prohibir los desahucios.

Calviño aseguró que le gustaría contar con «el máximo apoyo parlamentario» y, en concreto, con el principal partido de la oposición. «No entiendo cómo no está siendo constructivo, espero que se sume y negocie las enmiendas parciales», dijo. Y dejó claro que el Gobierno no tiene que preocuparse de «estar aceptando o no» la concurrencia de otros grupos. «Tenemos que buscar el máximo apoyo de unos PGE que son buenos para el país, que es para lo que nos pagan».

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